¿Mi relación es toxica?

Las relaciones afectivas, en cualquiera de sus formas y a cualquier edad, pueden convertirse en una fuente de bienestar o de sufrimiento.
Muchas personas, sin importar su etapa de vida, se han encontrado alguna vez en una relación donde han dejado de ser ellas mismas, perdiendo su esencia, sus gustos, su círculo social o familiar, incluso su autoestima.
Una relación tóxica, no necesariamente comienza con gritos o maltrato evidente. A menudo se presenta de forma sutil: con celos que se hacen pasar por amor y que como sociedad los hemos normalizado bastante, con control disfrazado de preocupación o con críticas constantes que se excusan como honestidad.
Poco a poco, la persona empieza a dejar de hacer lo que disfruta, se aleja de su entorno cercano, y empieza a vivir para complacer a la pareja, descuidando su bienestar y su identidad. Y lo más complicado es que, en medio de los sentimientos de cariño, la esperanza de que las cosas cambien o el miedo a estar solo, es complicado notar que estamos en una relación dañina.
Salir de una relación tóxica no es fácil, pero sí es posible.
Lo primero es aprender a reconocer las señales. Si la relación te genera ansiedad, tristeza frecuente, miedo a equivocarte y no complacer las exigencias de tu pareja, o la sensación de no ser suficiente, es momento de reflexionar.
También es importante reconectar contigo mismo. Pensar en quién eras antes de esa relación, ¿qué te gustaba hacer?, ¿con quienes te relacionabas? y ¿cómo te sentías? Recuperar esos aspectos puede ayudarte a recordar lo valioso que eres. Hablar con alguien de confianza también puede marcar la diferencia. A veces, desde fuera, otros pueden ver lo que tú no logras notar.
Además, es fundamental aprender a poner límites. Decir “no” sin culpa, exigir respeto y defender tu espacio personal son actos de autocuidado.
Finalmente, fortalecer tu autoestima te permitirá comprender que mereces relaciones que sumen, no que resten. Cuanto más te conozcas y te valores, menos probable será que aceptes vínculos que te dañen.
Recuerda que, si hace falta, está bien buscar ayuda, la asesoría de un profesional de la salud mental resulta útil para tomar decisiones complicadas. Nadie debería tener que cambiar su esencia para ser amado. El amor sano impulsa, respeta y acompaña. (O)