Ley de Integridad Pública y la estabilidad de los servidores

A través del Registro Oficial No. 68, Tercer Suplemento, del 26 de junio de 2025, se publicó la Ley Orgánica de Integridad Pública, un cuerpo normativo que reformó varias leyes, como la Ley del Sistema Nacional de Contratación Pública y la Ley Orgánica del Servicio Público.
Entre las novedades que incorpora esta Ley de Integridad, respecto de los servidores públicos, se encuentra una estabilidad condicionada a la eficiencia y los resultados que reporten los funcionarios en sus actividades. Se trasladó la competencia sobre los sumarios administrativos que tenía el Ministerio de Trabajo a cada una de las unidades de administración de talento humano de las instituciones públicas, generando, así, un control más cercano de los servidores públicos. Por último, se tornaron más estrictos los estándares de permanencia de los servidores públicos en el Estado.
De esta manera, con la Ley de Integridad Pública se reforzó la supervisión de los funcionarios públicos con el objetivo de alcanzar un Estado más eficiente y que mitigue los actos de corrupción que pudieran cometerse en las instituciones del sector público. En efecto, el artículo 1 de la Ley Orgánica de Integridad Pública describe su objeto, así: «regular todos los aspectos de la integridad en la gestión pública, con el objetivo de erradicar la violencia y la corrupción en todos los cargos y funciones públicas; mejorar la eficiencia del sector público; y fortalecer el tejido social, financiero y económico de las y los ecuatorianos, garantizando que los bienes y servicios públicos satisfagan sus necesidades».
Así, la Asamblea Nacional respondió con contundencia ante los principales problemas del sector público: la ineficiencia y la corrupción. Veo con ojos positivos la aplicación de esta Ley, que permitirá mitigar en gran medida los problemas del sector público. En algunos sectores -los mismos de siempre-, la publicación de este cuerpo normativo generó pavor, miedo y críticas. Sin embargo, los ecuatorianos, cansados del Estado lento y obeso, recibieron con alegría la Ley de Integridad Pública. (O)