Las Batallas Pendientes que debe Librar el Ecuador

Cada 24 de mayo, Ecuador conmemora con orgullo la Batalla de Pichincha, librada en 1822
en las alturas del volcán. Fue una victoria que permitió consolidar la independencia del país
del dominio español. Aquel día, patriotas lucharon por un ideal: libertad, soberanía, y
justicia.
Hoy, más de 200 años después, cabe preguntarse: ¿Qué hemos hecho con esa libertad
conquistada?, ¿Estamos honrando ese legado?.
Ecuador ya no libra guerras por la liberación del yugo español, pero enfrenta conflictos
igual de profundos y complejos: la pobreza que sigue marginando a millones, la
inseguridad que ha tomado provincias del país, y el desempleo que disminuye la esperanza
de mentes de jóvenes.
Hoy en día, la violencia y el crimen organizado se han convertido en una nueva forma de
opresión. Ciudades como Guayaquil y Esmeraldas se han transformado en escenarios de
miedo y muerte permanente.
En 1822, un grupo de valientes creyó que era posible la independencia y creación de una
república y luchó por ese sueño. Hoy, Ecuador necesita una nueva generación de
“libertadores”: ciudadanos conscientes, líderes honestos, y un Estado que tome las riendas
del país. Las batallas de hoy requieren educación y justicia social.
Así como los patriotas escalaron el volcán con determinación, hoy el país necesita
ciudadanos que estén dispuestos a “subir” en otros sentidos: participar, informarse, y
aportar con pequeñas acciones diarias.
La pobreza no se erradicará solo con leyes, sino también con ciudadanos que se preocupen
por la equidad. La inseguridad no se combatirá solo con policías, sino con vecinos que se
organizan, educadores que siembran valores y líderes que rechazan la corrupción. El
desempleo no se resolverá solo con inversiones, sino con una sociedad que valore el trabajo
digno y apoye lo local.
Ser cívico hoy es ser valiente. Es hablar cuando otros callan, es cuidar lo público como si
fuera propio, es formar parte activa de la solución.
Ecuador necesita ciudadanos reales que como los de 1822, estén dispuestos a dar un paso al
frente.
La historia no ha terminado de escribirse. Las batallas continúan y depende de cada uno de
nosotros levantar al Ecuador. La Batalla de Pichincha fue nuestro punto de partida, el punto
de llegado aún es incierto, pero debemos actuar como los héroes que lograron esta gran
independencia.
La república se construye todos los días, y su defensa no se libra una vez en la historia, sino
generación tras generación.