Lady Diana

Columnistas, Opinión


Lady Diana Salazar deja una huella significativa en el sistema judicial ecuatoriano, siendo un personaje importante en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado. Para muchos, su valentía motiva a soñar en un país más promisorio. Otros, desestiman el legado que deja, especialmente al conocer su reciente encargo diplomático.

La flamante embajadora en Argentina, inició su andadura en la Fiscalía en 2006, desempeñando roles como ayudante, secretaria, agente fiscal y coordinadora nacional en campos como la delincuencia organizada transnacional, violencia de género, blanqueo de capitales y lucha contra la corrupción. El año 2011, asumió el cargo de fiscal provincial en Quito y se hizo visible con el caso FIFA Gate, donde cayó Luis Chiriboga, presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol. Fue designada directora general de la Unidad de Análisis Financiero y Económico en 2018. En estas instancias se ocupó de casos relevantes, no todos finalizaron de forma satisfactoria y algunos no finalizaron.

Desde abril de 2019 desempeñó el cargo de Fiscal General después ganar el concurso organizado por el polémico Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio de Julio César Trujillo. Por esto, para el correísmo, es la fiscal 10 sobre 20.

Ella es responsable de la sentencia que aún mantiene como fugitivo al exmandatario Rafael Correa, a Jorge Glass en prisión y a numerosos miembros del correísmo fuera del país. Lady Diana, comprendió que el Ecuador presenta un problema estructural debido a la conexión entre el narcotráfico, el crimen organizado y la justicia, en colaboración con la política. Pero, una golondrina no hace verano.

No es completamente positivo ni negativo su paso por la Fiscalía. Tiene ejecutorias buenas y varios desaciertos. En algunas ocasiones, presionó el acelerador y en otras, de manera extraña, apretó el freno. Para los adeptos del socialismo del siglo XXI, ella es un emblema de persecución política.

Aun así, recibió reconocimientos internacionales, incluyendo la Distinción Mensajero por la Paz de la ONU, en 2016; el premio anticorrupción otorgado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos en 2021 y en 2024, fue nominada por la Revista TIME entre las 100 personas más influyentes.

Con todos esto, se ve en ella una potencial presidenciable. Será necesario esperar, mientras se reinventa en sus nuevas funciones diplomáticas, en las que carece de experiencia y después de cuatro años, sabremos si vuelve y retoma su carrera política. (O)

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