La nueva política económica de Lenin en la Unión Soviética

En los albores de la Unión Soviética, tras la devastadora Guerra Civil Rusa (1918-1921), Vladimir Lenin enfrentó una economía en ruinas. El «comunismo de guerra», con su requisición forzada de granos y nacionalización total, había salvado al régimen bolchevique de la contrarrevolución, pero a un costo humano y productivo inmenso. Hambrunas, revueltas campesinas y un colapso industrial obligaron a Lenin a replantear su visión utópica. Así nació la Nueva Política Económica (NEP), anunciada en el X Congreso del Partido Bolchevique en marzo de 1921, como un «retroceso temporal» hacia el capitalismo para fortalecer las bases del socialismo.
La NEP representó un giro pragmático y controvertido. Lenin, siempre un táctico astuto, permitió elementos de mercado en una economía predominantemente estatal. Los campesinos, liberados de las requisiciones, podían vender sus excedentes en mercados libres tras pagar un impuesto en especie. Pequeñas empresas privadas y comercios revivieron, atrayendo inversión extranjera limitada. Sin embargo, el Estado retuvo el control de los «altos mandos» de la economía: bancos, industrias pesadas, transporte y comercio exterior. Esta mezcla híbrida buscaba incentivar la producción agrícola e industrial, vital para una nación exhausta por la guerra y la revolución.
Los resultados fueron notables. Entre 1921 y 1928, la producción agrícola se duplicó, y la industria recuperó niveles prebélicos. Ciudades como Moscú y Petrogrado volvieron a bullir de actividad comercial, simbolizando un auge burgués temporal. Lenin la defendió como una «retirada estratégica», citando a Engels: «El socialismo no se decreta, se construye». Pero la NEP no estuvo exenta de críticas internas. Trotski y otros la veían como una traición al comunismo puro, fomentando desigualdades y especulación. Lenin, consciente de los riesgos, enfatizó su transitoriedad: era un puente hacia el socialismo, no un fin en sí mismo.
Sin embargo, la muerte de Lenin en 1924 selló su destino. Bajo Stalin, la NEP fue abandonada en 1928 por la industrialización forzada y la colectivización, que trajeron hambrunas masivas. Hoy, la NEP se erige como un ejemplo de flexibilidad ideológica en la historia soviética, recordándonos que incluso los revolucionarios más radicales deben ceder ante la realidad económica. En un mundo de dogmas rígidos, Lenin nos legó una lección: el pragmatismo puede ser una verdadera arma de transformación. (O)
alvaro.sanchez2000@hotmail.com