Hey, emprendedor … piensa también en tu jubilación 

Columnistas, Opinión

Uno de los errores que con frecuencia veo en los emprendedores de cierta edad, es el apoyo a sus familiares (hijos) para formar sus propias empresas o ampliar las establecidas, sin analizar que estas inversiones si no se las maneja de manera prudente podrían llevarles a inconvenientes y peor aún, a problemas cuando no se han preparado para la edad que en calidad de adulto mayor se debe afrontar.

Un caso muy interesante es el de una amiga de Cunchibamba, madrea divorciada, con dos hijos, que  deseaba formar a su primogénito en una rama militar, me indicaba que había gastado mucho dinero en el proceso de su formación llegando para esto a vender un terreno (inicialmente), posterior su vehículo y luego adquirió un préstamo.

El objetivo se cumplió, el chico se graduó, hoy tiene un rango inicial importante, ha formado un hogar (además tiene un hijo), pero me comentaba la señora, que brindó todo su apoyo al primer hijo y se despreocupó de ella mismo y de la formación del menor; terminó indicándome, cumplí su sueño, que es la labor de los padres, pero en realidad ahora qué hago, ya no estoy en edad de trabajar como cuando era joven y mi futuro?

Esta anécdota ocurre de manera frecuente en la realidad, cuando damos todo de sí, para cumplir el sueño de nuestros hijos, pero debemos recordar que es necesario “separar” un valor económico desde un inicio para nuestra etapa de jubilación.

Otros padres han mencionado que la “herencia” (si la tuvieren) no se debe entregar mientras los papacitos tengan vida, sino en testamento, ya que de esa manera les cuidarán aun cuando sea con el pretexto de los bienes, dicho cuidado.

Establecer un fondo de reserva y por supuesto  la afiliación a la seguridad social es algo que no debe faltar en los trabajadores, considerando los beneficios que estos brindan, como diversos canales de préstamos y atención medica en la época en la cual, más la necesitamos.

Recordemos que fruto del trabajo debemos destinar al menos un 10% o 20%  al ahorro para convertirlo en un ingreso pasivo, es decir aquel que se obtiene con un mínimo esfuerzo después de haber realizado una inversión inicial. (O)

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