Entre el sentimentalismo y el crecimiento económico

Tengo la oportunidad, por motivo laboral, de viajar todos los días al cantón Quero, “viajar en una unidad de transporte público” fue mi propósito inicial, además quería recordar la época universitaria cuando tomaba el bus que iba por la calle América en Quito, hasta la universidad central, saliendo exactamente de la Manabí y Vargas, año 1983.
Desde la ciudadela España debo tomar primero una unidad que me dirige hasta Huachi Grande a un costo de USD 0,30 ctvs , interesante ver la cantidad de estudiantes que transitan a la universidad técnica quienes llevan en su interior un ferviente deseo de superación; ya en Huachi, en la plazoleta observo algunos buses que se dirigen indistintamente a Riobamba, Guayaquil, Cevallos, Quero, mientras en los alrededores inicia la actividad comercial con la venta de desayunos, secos de gallina, de chivo, aguas aromáticas, etc. y es justo cuando alcanzo a divisar a Cristina, mi compañera de viaje en este destino.
Ingresar al bus es una odisea por la cantidad de pasajeros que se trasladan en horas pico, en realidad va completamente lleno, tanto de estudiantes de unidades educativas, cuanto de universitarios, así como de funcionarios que laboran en entidades estatales y de lugareños que empiezan desde muy temprano a realizar sus negocios.
Me gustaría admirar el paisaje que existe entre la “manzana de oro”, Montalvo, Cevallos y Querochaca, pero primero debo buscar cierto grado de estabilidad al interior de la unidad de transporte mientras el controlador inicia la travesía por “cobrar los pasajes” que es de US 0,70 ctvs de Huachi Grande a Quero.
Recuerdos de mi niñez afloran a mi mente por ese camino, cuando pasaba mis vacaciones en un sector llamado Sabañag, donde mis padres producían papas y rentaban un tractor (Caterpillar D4) para desbanques y urbanizaciones; el puente antiguo que une Cevallos con Quero, guarda un significado sentimental para mí, lo transitábamos desde 1970.
Al llegar a Quero veo un cantón diferente al que existía años atrás, se vislumbran instituciones estatales y privadas que brindan un buen servicio a la ciudadanía, restaurantes que satisfacen los exigentes paladares de propios y extraños, unidades educativas que forman a la juventud con valores y principios morales, mercados que comercializan todo tipo de productos.
Cuanto ha cambiado para bien en Quero, su situación actual es fruto del aporte de gente valiosa que ve en cada actividad, la oportunidad de apoyar el crecimiento de su tierra. (O)