Educando para el futuro

La educación es, sin duda, uno de los pilares fundamentales para el desarrollo de las sociedades. Sin embargo, al observar nuestro sistema educativo actual, surgen dudas, una de ellas: ¿estamos realmente preparando a las nuevas generaciones para los desafíos del futuro, o seguimos atrapados en modelos que responden a necesidades del pasado?. Los métodos tradicionales de enseñanza, basados en la memorización y en un conocimiento lineal, o clases unilaterales donde el docente imparte lo que él conoce y el pupilo netamente escucha, parecen estar desfasados frente a un mundo en constante transformación. Mientras la tecnología avanza a pasos agigantados y la inteligencia artificial comienza a redefinir los empleos, nuestras aulas permanecen ancladas en rutinas que apenas han cambiado en décadas. Los estudiantes aprenden contenidos que, si bien son valiosos, a menudo carecen de relevancia práctica para los problemas que enfrentarán en el mundo real.
En ese contexto, los docentes y directivos de las instituciones enfrentan un reto monumental. Sobre todo, de instituciones públicas, pues, es visto que tienen una malla muy rígida que no les permite innovar o adaptar el aprendizaje a las necesidades reales de sus estudiantes. Dándoles una desventaja evidente en cuanto a la calidad de la educación, conversaba con un buen amigo el Doctor Mena y coincidíamos en que se debería volver a implementar a la malla curricular las materia de Lógica y Ética, Moral y Cívica, materias en donde el estudiante ponía en práctica, aprendía, a respetar los valores patrios y sus semejantes, para evitar lo que hoy en día los estudiantes no respetan ni a sus padres, ni a los profesores, peor aún se respetan entre compañeros de colegio y de aula, donde las broncas son el pan de cada día en los patios del Colegio o en las afueras, hoy mismo se ha hecho viral un video en los canales de televisión en donde dos jóvenes féminas se enfrentan en una gresca campal en donde a la víctima la toma brutalmente de los cabellos y la arrastra por los suelos, y luego la `remata´ con patadas y puñetes y los compañeros filmando ese acto reprochable desde todo punto de vista, y nadie ha dicho nada sobre estos bochornosos espectáculos, por lo tanto es el momento de transformar las mallas de estudio con conciencia y moral. Y sobre todo crear nuevas carreras que vayan acorde con la inteligencia artificial en los colegios o Institutos Técnicos y así mantenerlos ocupados, alejados del trago y las drogas, en donde los chicos salgan con unos conocimientos de alguna profesión.
Es esencial replantear qué significa «educar». Necesitamos ir hacia un sistema que promueva el aprendizaje continuo, que fomente habilidades para resolver problemas y que inspire a los jóvenes a ser curiosos y salir al mundo. La educación debe dejar de ser un mero canal para transmitir conocimientos y convertirse en un catalizador para formar agentes de cambio que resuelvan problemas reales de su ciudad y su País. Si no transformamos la educación, corremos el riesgo de formar generaciones incapaces de enfrentar los desafíos del mañana, que, dicho sea de paso, suponen un reto grande y de rápida aplicación, pues, el Ecuador necesita generar cambio educativo o contemplar su decadencia. (O)