Ecuatorianos en el Everest

Hacer cumbre en una alta montaña es reconocerse a sí mismo, frase que un montañista me la compartió en una expedición que realice en mi calidad de presidente del Club Nicolás Martínez y miembro de las Brigadas de Alta Montaña MCR.
En estos días hemos estado atentos al proyecto por conquistar la cima del Everest 8848 mtsm denominado “Everest con A” encabezado por el comunicador social Alberto Astudillo, con el cual tenemos cercanía por sus notas realizadas a nuestros proyectos de montaña de acá en Tungurahua y por el policía-deportista Patricio Arévalo quien representa a dicha institución.
Toda expedición hacerla proyecto técnico que involucre marcas privadas y sector público es ya un logro en sí mismo, en una sociedad en donde los procesos burocráticos se vuelven mezquinos con proyectos culturales y deportivos además del celo del sector privado en realizar esa inversión social a través del marketing en cultura y deporte.
Los dos deportistas partieron el pasado mes de abril, el ascenso enclavado en las entrañas de la cordillera de Los Himalayas empieza en la república de Nepal ubicado entre Pakistan y la India, lo que ya le introduce al visitante en otro ambiente cultural, para un latinoamericano influido por el realismo mágico de nuestra realidad, proclives a los mitos y hacer de las culturas distintas algo exótico como la nuestra misma es otra dimensión.
Astudillo se propuso ascender y documentar al mismo tiempo usando al menos dos cámaras lo que implica un guion y una producción que por experiencia propia es muy difícil y arte entrar en la producción documental de alta montaña. Luego de tres días de caminata los expedicionarios llegan al campamento base a 5364 msnm, en donde todo ascensionista debe consolidar comunicación, relación y emociones con su “sherpa” como se conoce a los guías nativos que suben y viajan con las centenas de expediciones que llegan de todo el mundo cada año, la actividad de estos sherpas es imposible reemplazarla por un técnico, es sin duda una destreza única de carácter cultural.
Sin embargo, el periodista ha sufrido un bajón en su salud y ha sido rescatado en helicóptero por el debilitamiento físico a esa altura lo que siempre pone en peligro vital un descuido, mientras que Arévalo sigue en ruta, pero no documentará audiovisual. Vuelve la meditación sobre el significado y el porqué de arriesgarlo todo por una cumbre, este dilema se une a las eternas preguntas de la filosofía humana. (O)