¡Dibujitos! e indignación en la Asamblea

El caso del asambleísta Dominique Serrano, revela con la urgencia de reformar el Código de la Democracia en Ecuador. Los recientes hechos que rodean al mencionado asambleísta retrata la necesidad de un cambio que exija requisitos más rigurosos para quienes se postulan a cargos públicos. En las últimas elecciones en nuestra provincia hubo de todo, candidatos jubilados, sapos radiales, otros puestos a dedo, amigas íntimas del dueño de partido; hoy la tercera parte de la asamblea está tomada jóvenes, que, algunos no saben dónde están parados en materia legislativa. Y más allá del cuestionamiento a los dibujos, que se puso a hacer el asambleísta, durante una importante sesión de la Comisión de Transparencia, está la capacidad para legislar de un joven, de tan solo 19 años que luego de recibir el nombramiento de legislador ha corrido a matricularse en primer semestre de Derecho.
Lo que realmente podemos cuestionar es el proceso de selección de los candidatos de 21, 26 y 27 años, que sin saber leer ni escribir lo que enmarca la carta magna, simplemente hoy están de alza manos, este es el reflejo de una estructura que ha vaciado de autoridad y legitimidad la institucionalidad en la Asamblea Nacional, no son todos, si hay asambleístas que presentan, planes, proyectos, propuestas, programas, pero hay otros que no cumplen con la función democrática de representar al pueblo, si no que esta infiltrada por prácticas clientelistica. Como bien refleja Maquiavelo, en la política no basta con ostentar el poder, si no que ese poder debe ganarse con legitimidad.
Eso no es todo, también se ha evidenciado que Dominique no es el único de la familia trabajando en el legislativo, sino también su hermano Jeremy. ¡Y claro! también está su tía materna que también es asambleísta. Pues se vuelve a convertir al Estado en un negocio familiar. Y esta vieja práctica no está solo en la Asamblea. Si no en otras instituciones del mismo Estado, familias enteras están trabajando en los Municipios, Consejos Provinciales. En Ecuador, llevarse a media familia al sector público se ha convertido en una forma de «asegurar lealtades». Que bien le haría al Ecuador que un Asambleísta presente una ley de 2 personas máximo por familia para trabajar en el sector público. El caso de Dominique debe marcar un punto de inflexión. No basta con discutir una sanción por su comportamiento. Se necesita un debate más profundo sobre la edad, el uso clientelar de los cargos públicos y la necesidad de reformas al reglamento legislativo. Y al Código de la Democracia. (O)