Desde la Orilla del Olvido al Podio Mundial (Moisés y Pacho)

Columnistas, Opinión

En el Ecuador, los deportistas afroecuatorianos se han convertido en un fenómeno social de profundo impacto. Figuras como Moisés Caicedo, Willian Pacho, y las hermanas Neisi y Angie Dájomes, entre muchos otros, encarnan historias de superación, talento y resistencia frente a condiciones históricas de desigualdad, pobreza estructural, abandono estatal, exclusión social y, en muchos casos, violencia e indiferencia.

Estos atletas no solo destacan en escenarios internacionales, sino que representan una narrativa alternativa de éxito: una que nace en comunidades históricamente marginadas como Esmeraldas, el Valle del Chota o barrios periféricos urbanos, donde el talento ha sobrevivido gracias al esfuerzo familiar y la determinación personal, a pesar de la escasa o nula presencia del Estado.

La actual selección nacional de fútbol, integrada en su mayoría por afrodescendientes, visibiliza con fuerza una realidad antes ignorada: el aporte fundamental del pueblo afroecuatoriano a la identidad, cultura y proyección del país. Más allá del rendimiento deportivo, su ascenso tiene un profundo significado social. Estos atletas cuestionan el sistema que los ignoró y, al mismo tiempo, dignifican el valor de la disciplina, la humildad y la fe colectiva. Muchos han vuelto a sus comunidades para invertir en canchas, centros educativos o proyectos sociales, demostrando que el éxito debe tener un impacto compartido.

El fenómeno afroecuatoriano en el deporte ha derribado estereotipos y ha promovido un sentido de representación real. Niños y jóvenes afrodescendientes se ven, por primera vez, reflejados en quienes triunfan. Por eso, estos deportistas no son solo atletas: son referentes de lucha, dignidad y transformación.

Por todo esto, señor Estado y Gobierno: el pueblo afroecuatoriano exige garantías mínimas. Moi Caicedo y Willian Pacho les piden que, la verdadera compensación histórica debe ir más allá de los discursos simbólicos, fotografías, homenajes y entrega de pergaminos en la Asamblea Nacional o desde el Palacio de Carondelet, se necesitan acciones concretas que corrijan siglos de desigualdad: acceso a vivienda digna, salud integral, educación superior, alimentación adecuada y espacios públicos seguros.

Es urgente diseñar políticas públicas culturalmente pertinentes en deporte y cultura, con participación activa de afrodescendientes en los espacios de toma de decisiones. Incluir sus saberes, experiencias y perspectivas es clave para construir un país más justo, inclusivo y coherente con su diversidad. En resumen, estos deportistas representan mucho más que logros deportivos. Son la expresión viva de un pueblo que ha resistido, que sueña y que, con oportunidades reales, puede seguir transformando al Ecuador desde los márgenes hacia el centro de su historia. (O)

Deja una respuesta