Centro de Exposiciones para el futuro, no para la discordia

La propuesta de construir un centro internacional de exposiciones en la ciudad de Ambato por parte de la administración municipal liderada por la alcaldesa Ing. Diana Caiza, ha generado un debate que va más allá del concreto y el acero. Por un lado, se presenta una oportunidad tangible de desarrollo económico, generación de empleo y proyección turística. Por el otro, se alzan voces de oposición, principalmente de algunos negocios locales que temen por sus operaciones durante a construcción, y de sectores políticos que han convertido este proyecto en un campo de batalla ideológico más que en una evaluación objetiva del bien común. Es comprensible que todo cambio genere incertidumbre. Algunos comercios cercanos al área de ejecución temen que el proceso de construcción afecte su actividad diaria. Sin embargo, esta preocupación debe ponerse en perspectiva: la interrupción será temporal, pero los beneficios, duraderos. La presencia de un centro internacional de exposiciones atraerá congresos, ferias, eventos culturales y encuentros empresariales. Esto significa un flujo constante de visitantes que consumirán en restaurantes, se hospedarán en hoteles, requerirán transporte, buscarán entretenimiento y harán compras. Es decir, se abrirán puertas para negocios existentes y se crearán incentivos para nuevos emprendimientos.
En cuanto al empleo, hablamos de cientos de puestos directos durante la construcción y de muchos más indirectos que surgirán en sectores como el turismo, el hotelería, el comercio y los servicios. Este es el tipo de desarrollo que impulsa la economía local de forma estructural y sostenible. La oposición política, sin embargo, parece menos interesada en el proyecto en sí que en desgastar a sus adversarios. Convertir el debate sobre el centro de exposiciones en una arena de lucha partidista es un error que podría costarnos una oportunidad histórica. No se trata de quién lo propone, sino de qué beneficios traerá. La política debe estar al servicio del desarrollo, no convertirse en un obstáculo por mezquindades de corto plazo. Por supuesto, el proyecto debe avanzar con responsabilidad. Escuchar a los negocios afectados, empresarios, implementar planes de mitigación durante la obra, garantizar transparencia en la inversión y fomentar la participación ciudadana son condiciones fundamentales para lograr
consenso y legitimidad. La ciudad de Ambato necesita mirar hacia el futuro. La inversión en infraestructura moderna no es lujo ni capricho, es una estrategia para insertarnos mejor en una economía global que premia la capacidad de atraer eventos, talento e innovación. Apostar por un centro de exposiciones internacional es apostar por más trabajo, más oportunidades, más proyección para todos y lograr una ciudad moderna.
No permitamos que el miedo ni los intereses políticos estrechos frenen el desarrollo. Es hora de construir, juntos, un futuro con visión.