Cables cruzados

Un aspecto, demasiado visible y que desluce a la ciudad, es la maraña de cables que se encuentran por doquier. Han pasado más de dos años que se terminaron las obras subterráneas, para colocar la tubería, construir ductos, cámaras para transformadores y colocación de tapas de acero respectivas. Como evidencias, quedaron tubos que sobresalen groseramente a un lado de las casas y en las veredas, constituyéndose en vertederos de basura, urinario de personas y perros; y en un peligro para el tránsito de ciudadanos.
Cierto es que, es un trabajo esperado por dos décadas; y así continuará, si no intervienen las autoridades centrales, quienes están obligados a velar por el bienestar social. Y no solo ampararse en la autonomía de gestión, para anunciar el inicio de las obras que se extienden por tiempos indefinidos; y, aun así; no las terminan adecuadamente; siempre queda algo por arreglar, bien chambones.
Todas las empresas de servicios básicos de luz, agua, telefonía fija y celular e internet, deben tener entre sus políticas el «servicio al bien común» que, implica acciones, tareas, comportamientos laborales y entrega al trabajo en procura del bienestar general de la comunidad. Se trata de un enfoque ético que enfatiza la responsabilidad individual y colectiva para crear un entorno social positivo y sostenible para todos.
Según los procesos técnicos previstos para este tipo de obras, faltarían las etapas de tendido de cables subterráneos, migración de redes e instalación de luminarias; lo que implica tiempo y dinero. De lo segundo se encargan las empresas porque cuentan con nuestros pagos puntuales, pero del tiempo es lo que preocupa, porque continúan los peligros por el sobrepeso, que bajan los cables, a alturas en que buses y camiones los rompen o dejan cables sueltos y cruzados por donde quiera.
Ahora que somos parte del mundo cibernético, nos suscribimos a la empresa de telefonía e internet que ofertan promociones, descuentos, y servicio de excelencia. Pero no está nada bien que entreguen ese servicio en condiciones displicentes, a libre albedrío, afeando la ciudad, lo que desdice de los niveles de calidad con los que trabajan. Si bien, no existe una normativa para sancionarles por el desorden en las acometidas, deben procurar hacerlo de manera más técnica, por amor a la ciudad.
“No, esos cables, no son de nuestra empresa, ellos… deben arreglar. Se acude a “esa operadora” y dice lo mismo de la “otra operadora”. Discusión entre empleados. Esquina de las calles Iliniza y Carihuairazo.
Se entiende que, si la empresa eléctrica, cumple con el soterramiento de cables y acometidas a las casas, los postes van a seguir sosteniendo los cables de telefonía e internet y las marañas de cables no van a desaparecer. Es potestad del Cabildo Ambateño, dictar la ordenanza que regule este servicio para que las empresas, de telefonía e internet, inviertan en el soterramiento de sus cables y así la ciudad presente una cara más limpia y ordenada. Falta mucho de parte de las autoridades que, se llenan de slogans vacíos de amor y sentimiento a la ciudad que dicen representar. (O)