Bases militares extranjeras

Luego de años en los cuales se hablaba con añoranzas en la necesidad de que bases extranjeras con su avanzada tecnología, nos ayuden a combatir la delincuencia organizada, pasaron algunos candidatos, políticos, ofreciéndonos el regreso, este era un “AS” bajo la manga electoral hasta que el presidente actual, que ha tenido una relación muy amistosa con el gobierno norteamericano parece que al fin se va hacer una realidad. La Asamblea aprobó las reformas constitucionales que permiten la presencia de bases militares extranjeras quitando del camino la única piedra que impedía el retorno de este tipo de colaboración. Ahora se necesita una última cosa y la más difícil su determinación.
Estamos en una guerra interna tan difícil que se ha demostrado que solos no podemos contra las mafias y la verdad que nuestras Fuerzas Armadas nos han brindado un trabajo honesto y profecional, que incluso han ofrendado sus vidas, sin embargo, no es suficiente y necesitamos una cooperación extranjera con mayores recursos técnicos y tecnológicos para combatir a las bandas criminales, detectadas como el Tren de Aragua, de Venezuela; o cárteles colombianos e incluso mexicanos, así como mafias europeas y todos estos grupos criminales tienen como fin la exportación de droga. Los progresistas de la infausta década del socialismo del siglo XXI alcahuetearon al crimen organizado bajo el pretexto de la soberanía, dieron lugar a la expulsión de la base de Manta y que fue el punto de inicio para que los bandidos no solo se tomen posesión de territorio clave en Ecuador para su ilícito negocio, y refugiado en los derechos humanos, implementaron la nefasta tabla de las drogas:
A las pandillas de ese momento las denominaron grupos urbanos y hasta les dieron espacio en la política y tuvieron su curul en la antigua Asamblea. Reformaron leyes para hacerlas más blandas, dieron paso a las medidas sustitutivas que hoy permiten que los delincuentes queden en libertad en cuanto son capturados; y como quedan libres de inmediato, con su mayoría legislativa de la época, aprobaron la prohibición de publicar los rostros de los sicarios, narcotraficantes, violadores y asesinos, además de impedir que se los nombre y entonces se inventaron de que solo se publiquen iniciales de los delincuentes, prohibieron el uso de armas, es decir, toda una estructura armada para proteger a los delincuentes y desproteger a los inocentes. Por todo esto, hoy tendrán que largarse y no regresar más estas organizaciones criminales, caso contrario serán dados de baja como ratas de alcantarilla. (O)