Autoridades con grillete

Columnistas, Opinión

En la política ecuatoriana se ha pretendido normalizar algo que hasta hace algunos años resultaba impresentable y bochornoso: que una autoridad de alto rango continúe tomando decisiones mientras porta un grillete electrónico. La moda de la autoridad con grillete inició con figuras como el exalcalde de Quito, Jorge Yunda, continuó con Paola Pabón y Virgilio Hernández; y, hace pocos días, se le ubicó un grillete electrónico al alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez Henriques.

El grillete no es propio de un criminal sentenciado, sino de quien se encuentra procesado en el ámbito penal y a quien se le ha impuesto el novedoso aparato como parte de una medida cautelar para garantizar su comparecencia al proceso judicial y evitar que huya. Si bien el grillete no significa «criminal condenado», no es adecuado que una autoridad, en su calidad de primer personero de una ciudad o de una provincia, porte un aparato de este tipo, reservado únicamente para los que «podrían fugarse».

Atrás quedó la época de los políticos honorables e intachables que tenían hojas de vida pulcras y en quienes sería impensable que se les impusiera una medida cautelar para evitar su huida a un proceso penal. Sin embargo, tratándose de una medida que se puede imponer a inocentes y culpables, la responsabilidad también es compartida con los fiscales que solicitan la imposición del grillete electrónico cuando no existe mérito para ello, así como de los jueces que la conceden para saciar ansias persecutorias y no para cumplir con la finalidad jurídica que rige a las medidas cautelares.

En definitiva, como ciudadanos, debemos exigir mejores autoridades -tanto políticas como judiciales- cuyas ejecutorias sean un fiel testimonio de servicio, honestidad y transparencia. Hago votos para que en este país ya no existan más políticos con grilletes por sospechas de corrupción ni jueces que impongan grilletes como parte de una agenda de persecución. (O)

alvaro.sanchez2000@hotmail.com

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