Antonio José de Sucre, semblanza

Se cumplieron doscientos tres años de la Batalla de Pichincha entre el Ejercito Republicano comandado por el entonces teniente Antonio José de Sucre mas tarde Mariscal por su triunfo en Ayacucho, que enfrentó al Ejercito Realista garante de la dominación económica de América.
Antonio José de Sucre nacido en una pequeña ciudad puerto Cumaná, su formación en medio de costumbres cristianas, tropicales de la época, fueron arrastradas por el huracán de vientos de libertad a su generación que el encarnó perfectamente.
Enviado por Simón Bolívar a la ya libre ciudad cívica de Guayaquil tenia el objetivo de preparar el ejercito para avanzar a la entonces desconocida pero estratégica ciudad andina de Quito. Los Andes cordillera vértebra de nuestra naturaleza no había sido avistada por el joven caribeño, que a su corta edad ya era consiente de su papel para la historia de la región, su juventud anidó como lo hace un corazón limpio en un espíritu de fuego la firmeza con su patria y su lealtad a su líder, el libertador Bolívar.
Luego de tres fracasos en el ascenso armado hacia Quito, finalmente sus tropas se acantonaron en lo que hoy es el Valle de los Chillos lugar de hacendados mestizos que se forjaron en la monarquía, pero deseosos de una república que les permita saltar al comercio nacional e internacional. El 23 de mayo de 1822 llegó a Chillogallo, hoy convertido en un barrio marginal en donde tuvo la primera baja por enfermedad de tan larga jornada, el 24 chocaron contra el ejercito del entonces imperio mas poderoso del mundo.
Con veinte y siete años Sucre pide que sus cenizas sean lanzadas al Pichincha, mucho habría que suceder para que eso suceda, se enamora en Quito de la Marquesa de Solanda, cumple funciones militares en Ayacucho hoy Perú y luego en La Paz hoy Bolivia solo para regresar a Quito luego de algunos años a consolidar su matrimonio tener una hija, emprender los primeros negocios de exportación en una naciente burguesía también en eso fue un adelantado.
Testigo del desgarramiento de la Gran Colombia, la caída en desgracia de su líder, en su retorno a Quito lleno de ideas futuristas, no imaginó la existencia de lo que hoy es el Ecuador, fue asesinado en el punto que se denomina Sucre en Nariño, lugar que personalmente visité en mi investigación sobre mis ensayos históricos. (O)
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