A pesar de todo (II) / P. Hugo Cisneros

Columnistas, Opinión

 

Las vacaciones son una oportunidad para descubrir el valor del otro, de aquel que todos los días pasó por nuestro lado y nos fue un extraño, un ajeno. Es oportunidad para hacer de los otros, nuestro prójimo, alguien integrante de nuestra vida y de nuestra persona. Son oportunidad, las vacaciones, para adentrarnos en nuestro espíritu en el silencio, en la lectura tranquila y libre de angustia por una posible evaluación o nota, para descubrir la riqueza de nuestro espíritu adormecida por la materialización de  la  ciencia.

Son las vacaciones una oportunidad para descubrir los grandes valores que tiene que animar nuestra vida nuestro accionar diario. Pero hay algo muy importante, a pesar de todo, que en toda la oscuridad de nuestra sociedad, gracias al imperio del vicio, del mal, de la violencia, de la guerra, tenemos la gran oportunidad y el gran reto de encender una luz y convertirnos en guías, en ideales, en retos.

Encender una luz implica convertirnos en luminoso y dejar salir a flote la bondad escondida por las circunstancias, nuestra honestidad condi­cionada por múltiples circunstancias, nuestra sencillez para disfrutar de la bondad de la vida, de las personas, del tiempo; las vacaciones, a pesar de todos, nos ofrecen la amplitud de la tierra para interesarnos de los asuntos que en ella suceden, para descubrir la riqueza de la gente, lo belleza de la naturaleza para enamorarnos de ella, de sus flores, de sus ocasos, de las noches estrelladas, del río, del prado, de la montaña, del mar. A pesar de todo que ninguno de nuestros jóvenes deje de amar que es la única razón de vida. A pesar de todo sigue la gente siendo buena, sigue la tierra siendo nuestra, siguen !os retos exigiéndonos. Que a pesar de todo, luego de los arduas tareas no dejemos de ser jóvenes.  (O)

 

Lecturas dominicales

Deja una respuesta