Qué transmitimos al decir me duele?

La persona que llega a padecer dolor, en general no entiende qué le pasa, siente a veces un dolor intolerable y en ocasiones se acompaña de sensaciones intensamente desagradables (ardor, comezón, amortiguamientos, calambres, hormigueos, etc.) en la zona afectada durante meses o años. La familia tampoco entiende y cree, a veces, que la persona enferma está exagerando. Se vuelve entonces comprensivamente irritable, agresiva, y si a esto le acompaña una edad avanzada, ya nadie de sus seres queridos quiere “hacerse cargo”.
¿Qué queremos transmitir cuando decimos “me duele”? ¿Qué podemos hacer cuando alguien define el dolor como “insoportable”? La sede de ese sentimiento reside mucho más allá de la parte del cuerpo que está dando la alarma. Es la diferencia entre el dolor y el sufrimiento. Quien siente dolor es la persona en su totalidad. Casi todas, sino todas las alteraciones del cuerpo pueden causar dolor. Este tiene calidades (punzante, quemante, continuo, etc.) y, puede ser local, tener la capacidad de irradiarse de una parte del cuerpo a otra o ser referido (reflejo). La intensidad mínima de estímulo que desencadena su sensación, aplicado por largo tiempo se llama “umbral doloroso” y las reacciones, tanto reflejas como psíquicas (angustia, ansiedad, llanto, etc.) que tenemos cada uno de nosotros ante éste, varía enormemente.
El dolor puede ser de origen mecánico, neurotrófico (contractura muscular) o inflamatorio. En un gran número de casos, la acupuntura puede curarlo o aliviarlo. La acción sobre el dolor se explica por medio de varios mecanismos: local, por estimulación directa de las terminaciones nerviosas y sobre la contractura muscular. A distancia, sobre el Sistema Nervioso Central y Vegetativo. Además, por acción neuroendocrina, por estimulación de la secreción de endorfinas.
La función del dolor es muy importante ya que permite al ser humano mantener la integridad del organismo, es en cierto sentido protector, “útil”, un dolor fisiológico que nos cuida y nos brinda la posibilidad de pedir ayuda para ser atendido oportunamente y tratar la causa para que este dolor desaparezca y no haya complicaciones mayores. Pero también existe el dolor “inútil” que, en general, no nos sirve de ayuda: el dolor (como el del Herpes Zoster, el de cáncer, etc.) que ha dejado de ser un signo de alarma en nuestro organismo y sólo se encarga de destruir el ánimo de quien lo padece, puede alterar totalmente la calidad de vida de la persona, puede quedarse a vivir con el paciente por largo período de tiempo. Es tal vez el único síntoma que puede instalarse en nosotros por un largo período de tiempo sino adquirimos una conducta más preventiva menos quemeimportista ya que todos sabemos que, el dolor, cuanto más tiempo lleva dentro de un organismo más difícil es erradicarlo.
La Acupuntura, sin complicaciones, basa su acción en el efecto antidolor, antinflamatorio, regenerador de tejidos y potente estimulador para mejorar la competencia inmunológica. De allí la importancia crucial de acudir oportunamente a la consulta médica profesional ante cualquier dolor sospechoso. (O)
