LA CONSULTA POPULAR Y SUS SEÑALES

Columnistas

El pasado 16 de noviembre de 2025, Ecuador habló con contundencia. Las cuatro preguntas impulsadas por el presidente Daniel Noboa —que incluían temas sensibles como la instalación de bases militares extranjeras, financiamiento a organizaciones políticas y la posibilidad de una Asamblea Constituyente— fueron rechazadas por amplía mayoría. El “No” se impuso a nivel nacional. Fue, sin duda, un revés significativo para el Gobierno.

Sin embargo, la lectura no puede ser únicamente de derrota. El pueblo ecuatoriano, en un ejercicio democrático impecable, expresó desconfianza hacia reformas que percibió como riesgosas o precipitadas. No se trata de un rechazo total al presidente Noboa, sino de un llamado a la cautela en temas que tocan la soberanía, la institucionalidad y el bolsillo ciudadano. El propio mandatario reconoció el veredicto con madurez: “Consultamos al pueblo y el pueblo ha hablado”. Esa actitud fortalece la democracia.

En este mapa electoral hay un punto luminoso: Tungurahua. La provincia del centro del país fue la única que aprobó las cuatro preguntas con el “Sí”. En Ambato, Baños, Patate y Pelileo, el apoyo a las propuestas del Gobierno superó el 55% en promedio, consolidándose como el bastión más sólido de Acción Democrática Nacional (ADN). No es casualidad: allí Noboa obtuvo en febrero de 2025 su mayor porcentaje de votación presidencial y hoy los tungurahuenses vuelven a demostrar lealtad a un proyecto que perciben como moderno, pragmático y cercano. Es un recordatorio de que, aun en la adversidad nacional, existen territorios donde las políticas de seguridad, reactivación productiva y apertura comercial han calado hondo.

¿Qué rumbo toma ahora el Gobierno? El más sensato: gobernar con lo que ya tiene. Noboa conserva herramientas constitucionales suficientes para avanzar en seguridad —donde ha mostrado resultados concretos—, infraestructura y atracción de inversión sin necesidad de reformas estructurales. La derrota cierra la puerta a cambios constitucionales por esta vía, pero abre la obligación de construir consensos más amplios en la Asamblea y con sectores sociales. Aún le quedan, al presidente Noboa, tres años y medio de mandato y un apoyo territorial que otros presidentes habrían querido tener en sus peores momentos.

Tungurahua enseña la lección más valiosa: cuando el mensaje llega claro y las acciones se ven en el territorio, la gente responde. El Gobierno haría bien en escuchar esa voz fiel y replicar lo que funciona en la Sierra centro al resto del país. La democracia ecuatoriana salió fortalecida este domingo. Ahora toca transformar el “No” nacional en un “Sí” colectivo al diálogo y al trabajo cotidiano.

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