Disputa familiar le deja sin refugio

Entre los restos de la vivienda demolida, yacen apiladas las pertenencias de la mujer, expuestas a la intemperie tras una disputa familiar por la propiedad del terreno. (Foto cortesía)
El reloj marcaba las 12:45 horas del domingo 7 de septiembre, cuando la Policía llegó hasta la Y de Agujan. Lo que encontraron allí no fue un delito común, sino la huella dolorosa de una disputa familiar: los restos de una vivienda reducida a escombros y, junto a ellos, las pertenencias de una mujer que se quedó sin refugio.
La dama había confiado sus objetos personales a la pequeña construcción de un piso levantada en la propiedad de su primo. Ese espacio, aunque no era suyo, representaba para ella seguridad y resguardo. Sin embargo, en horas de la mañana, su familiar, el primo propietario, decidió derribar la casa argumentando que el terreno le pertenecía.
Lo que quedó fue un cuadro desolador: muebles, enseres y recuerdos amontonados a la intemperie, sin un techo que los cubra. La mujer, entre impotencia y tristeza, explicó a los uniformados que no tenía cómo trasladar sus cosas, que aquel rincón era su único respiro frente a la falta de un lugar propio.
La Policía le ofreció acompañamiento para retirar las pertenencias en otro momento, siempre con autorización del dueño del terreno. Pero en ese instante, lo único que quedó claro fue la fragilidad de una mujer que, por no tener un terreno propio, vio cómo su refugio se convirtió en ruinas y su vida quedó expuesta al viento del lugar. (I)