Notas sobre los Garcés desde Pamplona (884-905 a.c.)

En Tungurahua residimos muchos que hemos heredado el apellido Garcés. Hay fuertes núcleos en Ambato, Pachanlica (Parroquia Benítez – Pelileo), Cevallos y la parroquia Augusto N. Martínez (Mundug-leo). Somos producto de esa suerte de inmigrantes que llegaron a quedarse en estas tierras en las oleadas de la conquista y colonización de América.
Mi enfoque en la presente nota tiene que ver con una información minuciosamente documentada en el libro La Genealogía de los Reyes de España de Vicente Salas Merino, en su 5ta edición de 2015, publicada en Madrid. Allí me encuentro con datos de gente envuelta en conflictos por el poder en el llamado Reino de Pamplona, cuando España medieval tenía sus pugnas entre musulmanes y cristianos, y estaba dividida en reductos geográficos de especie de gobernaciones independientes, que la historia peninsular denomina “reinos”. No olvidemos que desde Hispanoamérica creemos que nos conquistó una España unificada, cuando en realidad los inmigrantes traían un imaginario, digamos, provincializado, en lo que después replicó Juan de Velasco llamando a Quito como un “reino”.
Se dice que un tal Iñigo Arista fue un príncipe navarro liberador de Pamplona, pero que cayo bajo ataque de los normandos, y luego de Muhammad I que le hizo prisionero y llevado a Córdova su hijo Fortún El Tuerto. “García Jiménez (870 – 884), magnate vasco ejerció regencia desde la muerte de García Iñiguez hasta el regreso de Fortún del cautiverio. Casó en segundas nupcias con Dadildis, hija del conde Bernardo de Tolosa y hermana de Raymundo I… de la que tuvo a Sancho I El Grande, quien a su vez casó con Toda Aznar, nieta de Fortún Garcés hija de Onneca y tía de Abd-al Rahman III… Fortún Garcés (884 – 905) llamado El Tuerto, a su regreso de Córdova, donde estuvo cautivo durante 20 años, se hizo cargo del Gobierno, pero al poco tiempo fue destronado y recluido en el monasterio de Leire” (p. 91)
“A Fortún Garcés le sucedió Sancho Garcés I (905 – 926), hijo de García Jiménez, fundador de la dinastía Ximena en el reino pamplonés. Su reinado fue de continua lucha, siempre aliado, siempre aliado con Ordoño II de León, contra las tropas de Abd-al Rahman III , al que vencieron en San Esteban de Gormaz, batalla en la que pereció el caudillo musulmán Ahmad ben Alí Abda…
Después sucede en el poder Sancho II Garcés Abarca (970 – 994) concertando una tregua con Al-Hakam II como hicieron los demás reyes cristianos.” (p. 92).
Esto no solamente es búsqueda de genealogía, sino que es destacable la herencia genética y el imaginario venido en la diáspora para saber conductas que se reconstruyeron con la conquista y poblamiento de nuestras tierras. Una apreciación que debe sorprendernos es el relato de que ligadas a las historias relatadas por el Cid, el rey Alfonso conquistó Toledo el 25 de mayo de 1085 por lo que los musulmanes le ofrecieron vasallaje al rey de Castilla, denominándole “Emperador de las dos religiones”. El imaginario del poder no está en territorios, sino en la religión.