Noticia, cambio y causa

Cuando la noticia fluye, con esa naturalidad tan propia del manantial cristalino que recorre el páramo y sin detenerse avanza hasta dominar el mar, los radioescuchas y los televidentes se nutren con cada letra esbozada y con cada gesto atado a la espontaneidad y al compromiso de servir y de informar.
Ese vínculo dual “servicio-información” sugiere de entrada la existencia de una relación estrecha y recíproca entre dos conceptos fundamentales: el servicio público y la información verificada.
Y no solo eso, sino, además, la presencia de una fidelidad y respeto mutuo entre interlocutores que, termina por apurar sin remordimientos: preguntas y respuestas, lo que vuelve más saludable el diálogo.
Vale decir en esta parte, que el vínculo en referencia no es estático. Evoluciona con la tecnología y las necesidades sociales. De manera que, con la digitalización, por ejemplo, el servicio de información se ha vuelto más automatizado, rápido y personalizado, aunque simultáneamente plantea nuevos desafíos éticos y técnicos.
Lo importante, es que felizmente tenemos esas posibilidades ciertas de acceso a la noticia de primera mano, y por lo mismo -sin restricciones- somos capaces de identificar la verdad y su alcance, cuanto la limitación de la mentira y la falsedad en tanto se exponen o salen a flote -por ejemplo- en una entrevista.
En el lapso de una semana, los ecuatorianos hemos asistido a una serie de noticias y datos que nos han convidado a incursionar con apasionamiento en varios temas; posibilitando verificar por cuenta propia: novaciones, cambios y ajustes, principalmente en los comportamientos ciudadanos que van, desde la incredulidad al resarcimiento.
¡Cuándo hubiéramos imaginado¡ que la medida mínima de reducción de servidores públicos -adoptada en algunas dependencias nacionales- buscando “maximizar la excelencia y privilegiar la eficiencia”… dejaría muestras evidentes de una atención personalizada y diligente que, en más de una boca de usuario, ha generado expresiones de satisfacción y reconocimiento; al punto de hacernos olvidar las recurridas manifestaciones del solícito desagrado sindical.
Por contrario, notar que en realidad estamos mejor -sin tanta gente disputándose a dentelladas- el mismo espacio del pastel y la única función posible de prestarla con dignidad al pueblo ecuatoriano, además del ahorro en el gasto, ya es un avance.
Se escucha que las citas y la atención médica se agilizan, las cédulas de identidad se gestionan, las caras déspotas de los servidores de “ayer” asoman detrás de una amplia sonrisa y atienden con diligente expresión de amabilidad.
¿Qué mismo ha pasado en el país? nos preguntamos…
La respuesta suena casi a un comentario surgido del “cajón de sastre” … Simplemente, la indefinida permanencia laboral sin ninguna suerte de evaluación dio paso a la necesidad laboral verificable, tanto como la noticia en la relación inicialmente expresada.
Consecuentemente, la desidia y el que me importismo, se tornaron inseguridad y frente al nuevo escenario, las cosas y los comportamientos cambiaron.
Con seguridad, a esta fecha, y para contento de unos cuantos prestidigitadores de la política, ya habremos estrenado ministro nuevo en la cartera de gobierno, pues todo parecía indicar que la presencia del exministro les producía dolor de muela en más de una dentadura postiza.
¡Cuando se acaba la ilusión… se acaba la vida!