La hora ambateña

Con el fin de promover la puntualidad en todos los actos públicos y privados y para distinción ante el país y el mundo, demostrando respeto y puntualidad, nació la denominada «hora ambateña». Hace casi 25 años y con motivo de la conmemoración del cincuentenario de la Fiesta de la Fruta y las Flores FFF, se puso en evidencia esta denominación y aplicación inicialmente para los actos oficiales de la fiesta, naciendo así la admiración de ´propios y extraños para esta muy buena iniciativa y elegancia de los ambateños.
El próximo año se celebrará la septuagésima quinta edición de la FFF, las bodas de diamante (75 años) y vemos como poco a poco se ha ido olvidando esa buena iniciativa que incluso se mantiene en las invitaciones de toda índole cuando se describe la hora de inicio, a continuación, se pone infaltablemente “hora ambateña». En primera instancia quienes deben dar el ejemplo son las autoridades de elección popular como de designación, al llegar a los actos públicos anticipadamente y dar inicio puntual a la hora citada. En la práctica muy pocas personas o autoridades dan este ejemplo, porque vemos como son ellos quienes llegan unos minutos después de lo convocado y por tanto el evento inicia con retraso. En otros casos incluso por respeto a los asistentes puntuales, se anuncia que se dará inicio en pocos minutos o en otros casos se inicia sin la presencia de autoridades que lamentablemente se integran ya una vez arrancado el programa.
Esta impronta ambateña debe rescatarse nuevamente porque a mas de perder una identidad admirada y tratada de replicar en Ecuador, también causa perdida económica el retraso porque los asistentes puntuales, debieron dejar sus actividades cotidianas para estar en el evento y resulta que deben esperar mas tiempo de lo previsto por la tardanza del inicio. Por ejemplo, si un evento no inicia a la hora indicada, la perdida se cuantifica por el valor monetario de su sueldo equivalente a la demora, si es un acto público oficial de alguna entidad, tomado en cuenta un salario básico actual de 470 USD, más los beneficios de ley, el valor por cada hora de retraso y espera seria de 3,92 USD, si esto le multiplicamos por el numero de asistentes que tiene empleo adecuado, que en el sector publico son casi todos, entonces la perdida es importante.
Si las reuniones que no inician puntualmente fueran de autoridades, entonces la perdida seria mínimo de unas cinco a diez veces más el valor antes citado. En este entorno es urgente que se retome la muy buena costumbre del cumplimiento de la hora ambateña no solo por las pérdidas económicas que está causando en cada evento, sino por las incomodidades e irrespeto para los puntuales, además del incumplimiento de la otrora emblemática y orgullosa hora ambateña. (O)