Frío extremo

Esta de moda la palabra “achachay”, palabra que proviene del quechua para expresar una sensación de frío; comúnmente los jóvenes dicen que «pacheco» y no sólo el frío está en nuestra ciudad y el país, está en todo el sur del continente, sufriendo la denominada ola polar, un fenómeno climático asociado a bajas temperaturas provenientes desde el polo sur. Argentina, Uruguay y Chile hoy son los países en los que mayor descenso de temperaturas se registra. En el caso del Ecuador, hay un descenso de temperatura significativo, que deja la sensación de que nunca antes hizo tanto frío como ahora. Hablando de nuestro Cantón Ambato, en los sectores de Quisapincha, Santa Rosa, Pilahuín entre otros sectores rurales y el centro mismo de la ciudad a partir de la 17 horas existe una ola de frío pasando por toda la noche y madrugada hasta las 9 de la mañana del siguiente día, recomendando a los habitantes que utilicen ropa de invierno para evitar resfríos y molestias en la salud.
Esta ola de frío es tan solo una de las manifestaciones del planeta en pleno cambio climático a causa de la acción indiscriminada del ser humano que afecta el ecosistema. Esas acciones tienen que ver con la excesiva emanación de gases tóxicos, con industrias que contaminan el ecosistema. En nuestro caso Ecuador, hoy el país momentáneamente no exporta petróleo y funcionando a medias ocho hidroeléctricas en un solo instante, debido a las torrenciales lluvias con palizada incluida que evita que funcionen las turbinas de las generadoras de energía y además, el socavón en los ríos ocasionando daños en el SOTE. Es momento de que el Ministerio de Ambiente, del Agua, Transición Ecológica, trace las líneas maestras que busquen la preservación del ecosistema y definir los ejes de la política pública ambiental en el país, podremos recuperar en algo nuestro ecosistema. No obstante, más bien, parece no importarnos, dadas las profundas carencias existentes y aún así, están en marcha procesos de concesión de áreas de explotación minera a gran escala, una de ellos en El Oro, en el denominado proyecto Cangrejos.
Si el país continúa con procesos extractivistas agresivos que generan contaminación ambiental y demás daños difíciles de reparar, continuaremos sufriendo otras consecuencias más graves aún como los incendios forestales, la paralización de la exportación petrolera por daños en el oleoducto a causa de los torrenciales aguaceros que dañan la infraestructura pública, así como la pérdida de vidas inocentes. Urge que el ejecutivo y sus ministerios afines, definan políticas públicas en materia ambiental. Entregue las líneas maestras de ese plan de acción a los gobiernos provinciales y municipales, pero, sobre todo, liderar campañas de concienciación hacia los ecuatorianos porque preservar el planeta es tarea de todos. (O)