Peligro cierto en educación 

Columnistas, Opinión

En Ecuador, se ha generado preocupación y discusión sobre la seguridad en las instituciones educativas, en situaciones, a las que han calificado como de «peligro cierto» que justificaría la intervención de la policía en las instituciones educativas. La ministra de Educación, ha informado que se está trabajando en la normativa para la actuación policial, en colaboración con la Presidencia y el Ministerio del Interior. 

El “peligro cierto”, es la situación donde existe una amenaza real y evidente de daño o lesión. Quiere decir que, es altamente probable que el daño ocurra. No es una simple posibilidad, sino una contingencia inminente que puede causar perjuicio a la integridad física o la vida del estudiante. Según la funcionaria, están trabajando en el “Plan Nos Cuidamos” para que, cuando exista “peligro cierto”, la Policía pueda ingresar a las escuelas y colegios, lo que actualmente, no está contemplado en la LOEI ni en su Reglamento, por lo que es imperativo elaborar reformas al mismo.

Aunque no reconoce el ministerio que, dentro del sistema educativo se vive una descomposición social brutal, que rompe la trilogía educativa, cuando un estudiante, secuestra a su profesor; cuando el padre de familia agrede físicamente al docente, o cuando un estudiante dispara con la intención de matar al profesor, se hacen polvo leyes, reglamentos, protocolos y la lógica social de mutua convivencia pacífica que pregona el ministerio. Desconocer el espíritu de entrega social del docente para enseñar el camino del bien a través del estudio y la enseñanza, es muy avezado, cobarde y miserable. Esto está tan podrido que no hay un ápice de bondad o misericordia, cuando se extorsiona violentamente, se amenaza a propios y extraños. Da lo mismo matar o herir porque en la mente de estos facinerosos, cohabita la apología al delito, la buena vida que, supuestamente, les da las drogas y la vida fácil, dicharachera como ven en las narconovelas que transmiten nuestros canales de televisión, que después critican la descomposición social.

Tenemos un sistema educativo, plagado de derechos para los estudiantes, el objetivo es precautelar la seguridad y bienestar de los estudiantes. ¿Y de la integridad física, psicológica y bienestar profesional del docente, quién se encarga? ¿A quiénes acudir cuando la vida del docente está amenazada, dentro y fuera del plantel? ¿El protocolo cubrirá una vida, la integridad o la libertad del trabajo didáctico? Como necios, volvemos a decir: cuando se pierde el nivel de autoridad y prima el interés social del niño, se cometió una aberración contra natura. Esta generación mal formada, comete el mismo error de padres progresistas, dizque amigos de sus hijos, que se tutean, que ven en las cuasi libertades de acción, opinión, gustos, tendencias sexuales y hábitos inusuales una forma de vida social sin la autoridad; y Dios no quiera, dar un consejo, porque ese acto caduco, vulnera sus derechos.

Urge reformar la LOEI en autoridad, rigor del estudio y sanciones drásticas para casos tipificados como alevosía o circunstancias agravantes en la comisión de un delito. (O)

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