Verse a sí mismo

Columnistas, Opinión

Cada vez es más frecuente encontrar en la literatura científica relaciones importantes entre la enfermedad física y respuestas emocionales solapadas en ellas, La fusión de distintas áreas de la ciencia médica han contribuido de modo notable al desarrollo de un nuevo campo interdisciplinario, la psico-neuro-inmuno-endocrinología, que ha experimentado un gran desarrollo. Psico, ciencia que estudia la mente, los pensamientos, emociones, sentimientos, actitudes, la personalidad, el estado de ánimo y el comportamiento humano con sus conflictos y traumas. La relación íntima con el sistema nervioso como respuestas y alteraciones fruto de antes mencionado. La afectación del sistema inmunológico y hormonal que acarrean todos estos complejos acontecimientos mentales.

Probablemente más que cualquier otro factor, lo que se interpone en la mayoría de familias a la armonía y sinergia de vida son las emociones negativas fruto de situaciones amenazantes del entorno familiar, personal, laboral o conyugal. Si tan siquiera por un momento pudiéramos vernos al margen de las emociones negativas, entonces sería posible iniciar un trabajo realmente serio sobre nosotros mismos.  Sin embargo, las emociones negativas están presentes en todo momento reduciendo a la más mínima expresión nuestras posibilidades de transformación y sumiéndonos cada vez más profundamente en la esclavitud del sobre estrés.  Nuestra vida está plagada de situaciones amenazantes de todo tipo, por esto, el trabajo con las emociones negativas es ciertamente uno de los más urgentes e importantes.

La deformidad moral generalizada, la ausencia de hombría de bien, la carencia de dignidad social y sexual resultante del raquítico espiritualismo y la ausencia de orientación de principios en edades tempranas de formación, son amenazas constantes que propenden a dañar el carácter de las personas y a experimentar desilusión,  ira, amargura, decepción, y un impulso ruin a ser, “irremediablemente”, uno más y con falso quemeimportismo formar parte de esta cadena de deshumanización y desmoralización humana. Todos estos fenómenos tediosos provocan un vacío existencial del ser, condenando a la humanidad a bascular eternamente entre la tensión, el hastío y el aburrimiento. Es sencillo ver el vacío interno que se enmascara con diversas caretas y disfraces. La frustración y pérdida del sentido de la vida se compensa mediante las ansias de poder, la opulencia o el placer banal e insaciable con agobio constante de un inconformismo enfermizo que genera sentimientos de infelicidad.

El hombre que se hace consciente de su responsabilidad ante otro ser humano que espera con todo su afecto para cualquier obra o servicio requerido, nunca podrá tirar su vida por la borda. Solo hay una cura para las emociones negativas, y es el verse a sí mismo, pero con ayuda profesional. Mientras no nos veamos a nosotros mismos, no existe fuerza que pueda neutralizar nuestros egoísmos porque éstos permanecen intactos ante cualquier cosa que hagamos. Si por definición la emoción es energía en movimiento, sigámonos moviendo. Si permitimos que una energía negativa se cristalice, terminará haciéndonos la vida difícil e infeliz. (O)

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