Diálogo interno, el poder del pensamiento positivo

La sabiduría antigua nos enseña que no dependemos del ruido exterior ni de las apariencias. Sino de la esencia de nuestros pensamientos a través del diálogo interno, de la importancia de crear una estructura positiva de nosotros y nuestro entorno, ya que estos pensamientos son la realidad en la que vivimos.
Recordar que no podemos controlar lo que el mundo hace, pero sí lo que decidimos hacer con eso. Que el verdadero poder no es mandar sobre otros, sino aprender a gobernarse a uno mismo. Y que, incluso en medio de la tormenta, hay un espacio dentro de nosotros que puede permanecer en calma.
Un valor trascendental y contundente que debemos sembrar en nuestro diálogo interno, es que no debemos perder energía en cosas que no dependen de nosotros. En vez de enfocar la mente en lo que otros piensan, en lo que no salió como esperábamos o en lo que nos falta, deberíamos dirigirnos hacia la virtud; actuar con justicia, templanza y fortaleza.
El pensamiento positivo también nos invita a practicar la compasión, pero desde la serenidad, no desde el sacrificio que agota. A observar la fugacidad de la vida sin miedo, como una invitación a vivir con propósito cada instante.
Si aplicamos, aunque sea una parte de esta filosofía en nuestras familias, en nuestras decisiones diarias, en cómo nos hablamos a nosotros mismos, seríamos una sociedad más consciente, menos reactiva y más noble.
No se trata de parecer fuertes, sino de ser íntegros. De entrenar el carácter para vivir con sentido. De dejar de culpar y empezar a responder con coherencia. Mejorar día a día nuestro diálogo interno, quizás, sea la virtud que más nos está haciendo falta. (O)