Jueces y la soberanía popular

Terminó la elección de los jueces de la más alta corte de justicia de México con el triunfo de los candidatos del partido Morena de López Obrador. Un abogado indígena será el nuevo presidente de la corte para la felicidad de la presidenta Shenbaun que apostó todo a favor de él. Otra juez, también de Morena, pero adversaria de Shenbaun, fue electa con el auspicio de los grupos económicos empresariales, preocupados por el giro que podía tomar la justicia mexicana en una elecciones manipuladas por el inefable López Obrador.
Lo que más ha llamado la atención de la elección de esos magistrados es que ellos dicen representar a los electores que los eligieron, olvidándose que representan al poder judicial, donde los jueces están obligados a resolver sobre la base de pruebas y argumentos. No son representantes de la voluntad popular. No están atados al mandato ciudadano al que sí están vinculados los legisladores.
En Bolivia se elige a los jueces de los más altos tribunales de candidatos escogidos por el Congreso. En Estados Unidos, en algunos estados, los ciudadanos eligen jueces, inclusive de las cortes supremas estatales, auspiciadas por los republicanos y los demócratas. En todo caso, la elección de jueces por el pueblo es la excepción. La regla es que sean designados por méritos por órganos especializados, como ocurre en Ecuador, sin que, por ello, este sistema sea garantía de jueces probos.
Los jueces electos por el pueblo corren el riesgo de convertirse en políticos con las obligaciones electorales que ello implica. (O)