Posesión Noboa / Editorial

Editorial, Opinión

   El 24 de mayo, fecha que recuerda la Batalla de Pichincha y la liberación del yugo español, es un día en que, los ecuatorianos, debemos sentirnos libres como ciudadanos por vivir en un país democrático, dada a la gesta libertaria que coincide, en buena hora, con la posesión del presidente ecuatoriano Daniel Noboa Azín, quien regirá las riendas del país en estos próximos cuatro años. 

   La libertad, sin duda, es un derecho de todos los humanos, excepto los que han infringido las leyes cometiendo actos atroces que van en contra de lo que representa una convivencia sana y pacífica, fomentando el trabajo libre y honrado; es decir, libres de robos y vacunas al trabajador honesto.

  El presidente Noboa comienza una nueva etapa para el país que, lastimosamente, ha venido estando sumergido por grupos delincuenciales y mafias, cobijadas por una fuerza política de una década “ganada”, donde, la intimidación y pactos turbios, fomentaron el auge del narcotráfico, algo que el nuevo gobierno tiene que erradicar por completo. 

   La lucha del mandatario es clara; los pactos con las mafias no son una opción y el combate del Poder Ejecutivo contra estas personas que han causado el mal a las familias ecuatorianas, será la mayor batalla que Noboa tendrá que enfrentar durante su tiempo de mandato en Carondelet. (O)

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