Por un corazón que late

Columnistas, Opinión

El país palpita con una nueva emoción y hace votos porque el devenir histórico permita ver una luz que, durante un tiempo se ha mostrado -más bien- algo esquiva.

A mitad de semana, como si se tratase de una premonición que se balancea, el peso de la memoria tiende a recuperar equilibrio y se propone impulsar un cambio desde la propuesta y el debate legislativo.   Aunque inconsistencias y egoísmos -propios de la naturaleza humana- forzaron una suspensión en el trámite de la sesión, la novel asamblea nacional, se constituyó y, dando un giro a sus formas, eligió sus autoridades para el período 2025-2027. 

Rescatable, a todas luces, la sinceridad de las expresiones de los asambleístas de ADN. Particularmente, aquellas pronunciadas por quien dirigió la sesión de instalación; y, por quien fuera elegido presidente de la legislatura para los próximos dos años.   La convocación al diálogo, al debate nacional de las ideas y la convicción de dar pie a un trabajo conjunto que, garantice mejores días a la gobernabilidad; en un marco de respeto y cumplimiento del mandato otorgado por el pueblo ecuatoriano, es una clarinada para tomarse en consideración.

Con la expectativa creciente e inacabada de una asamblea que se propone abrir senderos, sin dejar de saborear el dulzor de la esperanza; vencida la tarde culminó el proceso constitutivo del Consejo de Administración Legislativa y fueron evidentes las miradas de unos y otros, adheridas a rostros sonrientes o, cabizbajos que no acertaban a dar crédito de lo que había acontecido.

La moneda, se había dado vuelta y estaban sintiendo la misma sensación de soledad y abandono que años atrás, con su autoría, hicieron experimentar a quienes estuvieron – como ellos hoy- del otro lado de la vía.

“De las realidades vengo, a las realidades voy” nos acercaron a una con la que habremos de convivir en esta nueva era que se inicia.

Y el país, el gobierno y la legislatura deberán esmerarse y privilegiar una agenda de trabajo efectiva y suficiente que, de ninguna forma descuide su unidad y fortaleza, en prevención del seguro intento de avasallamiento y ruptura de la mayoría que, desde la misma noche del pasado miércoles, habrá emprendido la oposición que, por vez primera siente en carne propia lo amargo del aislamiento y la impotencia.

Entonces… Larga vida a la asamblea y sus legisladores comprometidos con el cambio, la eficiencia y el progreso. Bienvenida anticipada, a los que ya entraron en duda y están reflexionando sobre cómo apoyar al pueblo ecuatoriano y sus requerimientos; e invitación abierta a quienes se escudan aún en la superstición y el fetichismo del liderazgo ausente, para que abandonen su ira y se incorporen en la única nave que conducirá los destinos patrios a mejores puertos. (O)

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