Emprendimiento: Tarea Pendiente del Nuevo Gobierno

Columnistas, Opinión

Aunque Ecuador lidera en tasas de emprendimiento en América Latina, la falta de políticas estructurales, financiamiento accesible y apoyo sostenido convierte muchas iniciativas en esfuerzos condenados al abandono.

Ciertamente, emprender se ha convertido en una suerte de deporte nacional. Desde la venta de comida en redes sociales hasta aplicaciones móviles desarrolladas por jóvenes que buscan una oportunidad para sobrevivir,  el espíritu emprendedor está vivo. No es casualidad que  según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2023, cerca del 36% de los adultos ecuatorianos participa en algún tipo de actividad emprendedora, una de las tasas más altas de Sudamérica.

Pero tras esa cifra alentadora se esconde una verdad menos optimista: la mayoría de los ecuatorianos emprende por necesidad, no por oportunidad. Lo hacen porque no encuentran empleo formal, porque el salario básico no alcanza o porque el sistema no les deja alternativa. Emprender se vuelve entonces una salida forzada, más que una decisión estratégica.

Ecuador está lleno de buenas ideas que no logran despegar. Según datos del INEC, el 70% de los emprendimientos fracasa antes de cumplir tres años. ¿Por qué? Porque el entorno es hostil: acceso limitado a crédito, exceso de trámites, escasa capacitación técnica y un mercado saturado de productos similares. Solo el 12% de los emprendedores accede a financiamiento formal, y muchos deben recurrir a préstamos informales o familiares para sobrevivir los primeros meses.

En las escuelas y colegios del país, pocos jóvenes aprenden lo que significa diseñar un modelo de negocio, leer un estado financiero o validar una idea en el mercado. Se gradúan sabiendo poco sobre impuestos, clientes o innovación. La educación emprendedora no puede seguir siendo opcional; debería ser parte integral del currículo nacional, si realmente queremos un país que genere valor y empleo. ¿Que sucede con la Ley Orgánica de Emprendimiento e Innovación? – La mayoría de emprendedores, emprenden en condiciones vulnerables.

Durante años, se nos ha dicho que el emprendimiento es una solución mágica para el desempleo. Pero la realidad es más compleja. Emprender sin respaldo es precarizarse. Es arriesgarlo todo sin garantías. Y aunque hay quienes logran salir adelante, la mayoría enfrenta una ruta cuesta arriba donde la pasión no basta.

No se trata de apagar el entusiasmo emprendedor, sino de diseñar un país donde emprender sea una opción digna, rentable y sostenible. Eso implica políticas públicas coherentes, financiamiento accesible, formación técnica, y sobre todo, un cambio de visión. Emprender no debe ser el último recurso de quien no tiene empleo, sino el primer paso de quien quiere transformar su realidad.

Ecuador no necesita más héroes que vendan empanadas por TikTok para sobrevivir. Necesita un sistema que acompañe a esos héroes, que los prepare y los proteja. Solo así dejaremos de ser el país de los emprendimientos que nacen con esperanza y mueren en el olvido. Tarea pendiente del nuevo gobierno. (O)

Deja una respuesta