Piña ecuatoriana, puente de sabores y culturas

Bajo el sol ecuatorial que baña las fértiles tierras de la región, la piña no es solo una fruta tropical de exquisito sabor; es un símbolo vibrante de la rica diversidad cultural y económica del Ecuador.
Desde las extensas plantaciones que salpican el paisaje hasta los bulliciosos mercados donde se negocia su dulzura, la piña teje una intrincada red que conecta a comunidades indígenas, afroecuatorianas y mestizas, cada una aportando su toque único a la historia de esta fruta dorada.
A lo largo de la costa ecuatoriana, las comunidades han integrado la piña en su rica gastronomía. Desde refrescantes jugos hasta elaborados encocados y postres, la versatilidad de la fruta se manifiesta en platillos que fusionan sabores ancestrales con influencias contemporáneas. La cosecha y comercialización de la piña también representan una importante fuente de ingresos para muchas familias de estas comunidades.
En las zonas andinas, Los mercados de ciudades como Ambato y Riobamba se convierten en un crisol de variedades de piña, cada una con sus propias características y un reflejo del esfuerzo de quienes las cultivan.
Más allá de las fronteras culturales, la piña ecuatoriana ha conquistado paladares internacionales, convirtiéndose en un producto de exportación clave. Este éxito en el mercado global no solo impulsa la economía nacional, sino que también fomenta un intercambio intercultural de sabores y apreciación por la calidad de los productos ecuatorianos. (I)