Todo es cíclico

Ignorantes, somos todos, porque nadie sabe todas las cosas. Pero no saber lo que debiera saberse o saber mal lo que se sabe o peor aún, saber lo que no debiera hacerse y por ignorancia atreverse a hacer, reviste mucho peligro. Ignorancia peligrosa es aquella que ignora su propia ignorancia. Es esa ignorancia ilusa conocida como la madre del miedo, del pánico, de la imprudencia y es el terreno fértil donde se asienta la charlatanería, la exageración, el chisme y el arrepentimiento tardío de haber hecho algo que lo lamentaremos ya cuando nada ni nadie lo puede remediar.
El poder, es frágil y tan quebrantable que llega a ser también muy peligroso. La estupidez sin poder es, por lo general, inofensiva, pero si a la estupidez le sumamos poder e ignorancia charlatana, nos exponemos a la peor amenaza cargada de brutalidad en este planeta.
Por más de un quindenio, las ansias por un poder ciego, ególatra, inmoral se han juntado con la estupidez y la cínica maldad con sus primos hermanos cercanos como la avaricia, el odio y la narco delincuencia y han convertido a nuestra convivencia en un juego de pillos que, con astuto engaño, estupidizaron a la gente con el conformismo haciendo rodar cuesta abajo sin frenos a nuestro país y a los países donde lograron enquistarse. Lo peorcito de nuestra sociedad con su falso discurso de condescendencia, llenaron de resentimiento social, prejuicios y odio hacia los que no son parte de su mafia o que no piensan como ellos.
Pretendiendo estar eternamente en el poder han tomado decisiones catastróficas más políticas que técnicas en detrimento del progreso de nuestro país otrora paraíso de paz y tranquilidad. Con alto nivel de maldad, pretendiendo hacer cosas que ningún país de progreso lo haría, “copiando” con enredada complicidad de otros pueblos arrasados por camuflados fascismos que hábil y perversamente se estructuran de una pequeña élite de ricos privilegiados disfrazados de liberadores, se han convertido en verdaderas máquinas de empobrecimiento de sus pueblos otrora llenos de ricos recursos, trabajo y progreso.
Es bueno saber que los humanos nos comportamos, en ocasiones, con crueldad y hasta con perversidad, y que, en cada ser humano, así como existe un lado predispuesto a la bondad, también cohabita un lado oscuro de la maldad. El psiquiatra Michael Stone, elaboró la Escala de la Maldad atendiendo a muchos tipos de factores: ambientales, neurológicos y genéticos. La escala en cuestión es una jerarquía que asciende progresivamente desde el nivel 1 hasta el 22, siendo mínima o nula maldad (nivel 1) a máxima (nivel 22) de los asesinos en serie. Por fortuna, no todo está perdido porque, ante una tragedia, la naturaleza misma depura y clasifica entre los más nobles que somos la mayoría y los representantes de la inmundicia humana. Todo es cíclico…todo pasa…Ya vendrán tiempos mejores. (O)
MEDICINA INTEGRATIVA ORIENTAL