Vacunas de emergencia / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

Ninguna de las vacunas contra el Covid que se están aplicando en el mundo tiene la licencia de la FDA, esto es, de la agencia estadounidense de alimentos y medicamentos, considerada la entidad de mayor prestigio científico y administrativo en todos los países. Lo único que ha autorizado la FDA es el uso de emergencia de tres vacunas: Pfizer, Johnson y Moderna. Y lo ha hecho luego de realizar un análisis de los beneficios para proteger a la gente del contagio y de los eventuales riesgos posteriores a la inoculación.

La reciente decisión de que se vacunen en forma obligatoria los estudiantes de las universidades estadounidenses ha provocado un gran debate sobre la procedencia de tal decisión, por cuanto la vacunación no se realizaría con vacunas con licencia de la FDA sino con autorizaciones para uso de emergencia. Las voces que cuestionan el carácter mandatorio de la orden sostienen que se viola el derecho de los estudiantes de decidir si reciben o no una vacuna sin licencia. Recuerdan que, entre los militares, no existe la obligación de vacunarse. Más aún, demuestran que los más jóvenes no necesitan de vacunas para enfrentar un posible contagio sin ingresar a un hospital.

Es equivocado creer que la vacuna le inmuniza a la persona inoculada. Simplemente reduce sus posibilidades de contagio y, si se contagia, no le expone a los mismos riesgos de quien carece de los anticuerpos.

Por esa razón del efecto aleatorio, carece de justificación cualquier decisión estatal que obligue a vacunarse con vacunas sin licencia de la FDA. Es diferente, cuando se trata de vacunas que han recibido la respectiva licencia y está probado que inmunizan al inoculado, bloqueando toda posibilidad de contagio.

En algunos países se ha cometido la arbitrariedad de prohibir el ingreso a su territorio a aquellos que no se han vacunado con las vacunas sin licencia. Inclusive, sus autoridades han pedido que se emita una cédula internacional con la vacunación. Si ello ocurriera, una nueva forma de discriminación debería ser materia de discusión en la justicia constitucional.

Mientras no existan vacunas con licencia de la FDA, a nadie se le puede obligar a vacunarse con vacunas para uso de emergencia. La mayoría en Ecuador ha optado por vacunarse. Es una decisión que refleja el compromiso positivo de la ciudadanía para protegerse. Las autoridades, en todo caso, tienen la obligación de informar objetivamente, al menos sobre la condición jurídica de las vacunas, esto es, si tienen o no licencia de la FDA. (O)

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