Una vez más / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión

Una vez más, la democracia está en riesgo a causa de las campañas centradas en el marketing político, aunque, no faltan especialistas que defienden el uso de esta estrategia para posicionar candidatos como si se tratara de marcas.

Los beneficios del marketing para los partidos políticos son innegables. Pero también es cierto que su aplicación trae efectos y problemas en el proceso democrático: crisis de credibilidad y representación de los partidos y movimientos políticos; debilidad en el debate de ideas y pérdida de legitimidad en las instituciones democráticas.

Una vez más, el nivel de la campaña que está en marcha deja claro que las ideas y los programas de gobierno no son más importantes que la construcción de la imagen de los políticos. La competencia por el poder convierte a muchos presidenciables, en personajes de algo que no son, para aparecer con soluciones mágicas a los conflictos sociales; ofrecen, como si fuera tan fácil, crear millones de empleos, derogar impuestos, traer inversión extranjera, poner presos a los corruptos, mover la Virgen del Panecillo, repartir mil dólares a un millon de personas, sacar del país a un grupo de extranjeros en 24 horas y traer cuatro millones de vacunas. Total demagogia.

Prácticas como los debates, son un vínculo entre los candidatos y la población, para que los electores tomen decisiones esclarecidas, a favor o en contra de los participantes, si aún quedaban dudas. Por tanto, los políticos, están obligados a elaborar proposiciones claras. Por lo menos eso, porque sería mucho pedir que, en caso de ganar, cumplan lo ofrecido.

Pero, cuando el debate es un show mediático, empieza la crisis de la democracia y la campaña se satura de información banal. Entonces, las ideas dejan de ser importantes y adquieren más relevancia aspectos como la vida personal privada de los candidatos, la imagen, los escándalo que han protagonizados y las propuestas engañosas, pero electoralmente atractivas.

Una vez más, como se esperaba, la mayoría de candidatos presentan soluciones para ganar votos. No queda claro que busquen ser electos para solucionar efectivamente los problemas del país. La prioridad es del triunfo y hasta celebrar el logro con una “borrachera del carajo”, ya después, al segundo día, se pensará que hacer.

Deja una respuesta