Una fiesta para el Papá / P. Hugo Cisneros

Columnistas, Opinión

 

Mañana es día del padre. ¿De qué padre? me dijo uno de mis jóvenes. Esto me provocó un diálogo abierto con los chicos y chicas, quienes a partir de su experiencia nos iban descubriendo que de «papas» tenemos pocos.

Hay padres «sementales» que lo único que han aprendido es a engendrar, fruto del placer, para luego ufanarse, ante sus amigos, de que él “si sabe hacer las cosas» y sabe «no meterse en líos» o salir de ellos.

Hay padres «legales», «que cumplen», que se contentan con pasar por el tribunal unos 40 dólares por sus tres hijos, con retardo, mientras a la amante la tienen a «todo lujo» pero siempre están sobre la picada para reclamar a la «esposa» que cuide a sus hijos, que ¿por qué sale de su casa?, que ella es la única responsable de los desvíos de sus hijos.

El papá «enviciado», trabaja como «burro» y gasta como «prioste» en vicios, en sus apuestas, en sus tours y no tiene para la leche de casa; sufre de ataques de atrevimiento pues cuando, vencido por el licor llega con sus «amigotes a la casa y tienen, su mujer y sus hijos, que servir sus caprichos bajo la amenaza de sus palabrotas, groserías y sus violencias.

El papá «que siempre descansa o es el cansado de siempre», que no hace nada y exige todo. Que sabe más de televisión que de educar a hijos, que sabe más de aprovechamiento antes que cumplimiento sus obligaciones. El papá «supermercado» que sólo da cosas y nunca se da él mismo en favor de los suyos. Su casa es un hotel, nunca sabe lo que es un hogar.
Y así hay una lista interminable de «estos paradigmas de papá».

Mañana celebramos al papá-papá. A aquella persona que se juega todo por su casa y sus hijos, aquella persona que desde su sencillez, desde sus pobrezas, desde sus limitaciones nunca cicatea el arnor a los suyos. Aquella persona que siempre hace sentir su presencia en el proceso de crecimiento de sus hijos. Es papá aquel que no traiciona, con sus infidelidades, con sus gestos con sus irresponsabilidades y que es todo para los suyos.

Papá es aquel que ha convertido su casa en un hogar, en un templo, en una escuela. Papá es aquel que no se avergüenza de llorar con dignidad, que sabe dar besos tiernos a sus hijos, aunque éstos ya sean grandes y adultos. Papá es aquel que pone en primer plano a la madre de sus hijos, la quiere con ternura, respeto y nunca deja que algo de lo suyo ofenda a ella y a sus hijos.

Papá es el que dobla la rodilla ante Dios y nunca dobla ante el vicio, la esclavitud del mal. Es el que permanentemente está creando, junto con su familia un ambiente de paz, amor, solidaridad, justicia. Es el que no rehuye el compromiso con la sociedad y se convierte en protagonista del cambio social, desde ese espacio del ejercicio de su profesión y trabajo. Es aquel que ya muerto sigue siendo papá con su presencia nueva y con su ejemplo ya eternizado. Padre Dios bendice a todo papá a los «unos» para que recobren y vivan su verdadera identidad y a los «otros» para que la conserven y mejoren.

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