Una asamblea de llorar / Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión



Hay escenarios en la vida en los que podemos no estar de acuerdo, pero que admiten discusión, es decir, los diversos puntos de vista que existen en torno a él manejan argumentos respetables y dignos de analizarlos. En cambio, hay otros escenarios en los que simple y llanamente no cabe discusión, ni argumento, ni justificación alguna, es por lógica y sentido común la única opción, la más viable.

En la semana que pasó se dieron varios de esos escenarios en el campo político y la Asamblea Nacional (AN) tuvo un papel protagónico en varios de ellos, y que para variar, en la mayoría de las resoluciones tomadas dejó tanto qué desear, que bien podríamos concluir que es una “Asamblea de llorar”.

La AN aprobó la no despenalización del aborto, un tema complejo y sensible, digno de analizarlo bajo diversas perspectivas, y en el que lamentablemente primó, desde mi punto de vista, el fanatismo religioso antes que el sentido común, al criminalizar a la víctima, porque prohibir el aborto no impedirá los abortos, solo aumentará el número de adolescentes muertas por prácticas clandestinas e inapropiadas. Pero a renglón seguido, la misma AN aprueba el uso del cannabis medicinal, un tema también difícil, en el que en cambio, con buen criterio, se legisló a favor de la víctima, como debe ser.

Otro de los puntos aprobados por la AN la semana pasada, fue lo referente a la incautación de bienes por delitos de corrupción. Aprobaron no dar paso. Sí, aunque parezca increíble, setenta asambleístas se opusieron a esta medida, cuarenta votó en contra (muchos correístas) y treinta se abstuvieron (varios socialcristianos e independientes), lo que finalmente impidió que delitos como peculado, cohecho o concusión, de los cuales hay un sinfín ahora mismo, puedan tener una herramienta tan útil como la incautación de bienes de los funcionarios públicos acusados. Una decisión elemental, que no ameritaba discusión, ni análisis, ni justificación legal alguna, sino la unanimidad en función de la decencia, se vio embarrada, una vez más, por el oportunismo y el clientelismo.

Finalmente, debiendo legislar hace mucho tiempo atrás en favor de la protección de datos personales, nunca se hizo nada, hasta ahora, que efectivamente nos los robaron, y entonces al apuro la AN intenta hacer algo a destiempo. Para colmo, dice el Ministro de Telecomunicaciones, que de ahora en adelante para precautelar la información de los ecuatorianos, ésta se almacenará en una plataforma encriptada y segura de la CNT. Suponiendo que sea así, ¿por qué no lo hicieron antes? (O)

mariofernandobarona@gmail.com

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