Un viaje por la carretera panamericana sur / Luis Alfredo Silva

Columnistas, Opinión

LA PROVINCIA DEL AZUAY. Siguiendo por la autopista Azoguez Cuenca, unos pocos kilómetros más, que va por el valle originado por el río Machángara, aguas arriba, se ingresa a la provincia del Azuay. 

En Guapondélig, que en lengua cañari significa «llano grande como el cielo», se levanta imponente la ciudad de Cuenca, a 2.530 metros de altitud, entre los ríos Tomebamba, Yanuncay, Tarqui y Machángara; lo que hizo que su fundador, el capitán español Gil Ramírez Dávalos, el 12 de Abril de 1557, la denominara «Santa Ana de los cuatro ríos de Cuenca» 

La urbe ocupa una extensa meseta, rodeada de tornasoladas montañas. Esta dividida en dos grandes espacios; uno, que corresponde al Centro Histórico, con edificaciones de una impresionte arquitectura de fines del siglo 19 y comienzos del siglo 20, y otro, de construcciones modernas, que aparecen en los alrededores de la antigua ciudad. 

La parte tradicional de la ciudad de Cuenca ofrece el embrujo de su heredad, que se observa en iglesias, conventos, plazas, barrios y edificios públicos. La ciudad moderna, posee amplias avenidas, con encantadores parterres verdes, llenos de una fían variedad de árboles y flores. Por la belleza y conservación de sus atractivos culturales; Cuenca fue declarada por la UNESCO,»Patrimonio Cultural de la Humanidad». 

La carretera Panamericana Sur, continúa por la parte meridional de la ciudad. La vía asciende por un altiplano, que se muestra muy dilatado en Tarqui. A 24 kilómetros, se halla el píntoresco pueblito de Cumbe; una población llena de modernas y coloridas casas, edificadas con los aportes de los migrantes nativos. 

Continuamos el viaje y llegamos a La Paz, un pequeño pueblito apacible con una diminuta capilla, bordeada de unas pocas casitas habitadas por gente amable y hostitalaria; un lugar ideal, para descansar y observar paisajes diferentes. 

La carretera va en forma serpenteante, abriendose paso entre macizos montañosos que encierran profundos valles, originando fabulosos parajes; características, que han influido para que no asomen pueblos junto a la vía. 

A 2.360 metros sobre el nivel del mar se halla Oña, el último cantón al sur de la provincia del Azuay. Su cabecera cantonal, es una pequeña ciudad ubicada a la izquierda, en una parte alta de la carretera. Muy cerca esta el río Oña, que señala el límite natural con la provincia de Loja.  (O)

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