Un compromiso / Mirian Delgado Palma

Columnistas, Opinión



El mundo se halla convulsionado, debido a varios factores que están acabando con la humanidad, en todos los temas de la convivencia humana. Estamos permanentemente golpeados por varios tipos de virus, hoy por hoy, los más peligrosos el “coronavirus y la corrupción “que van causando daños severos e irreparables en la vida de los seres humanos, especialmente en las familias que luchan diariamente por sobrevivir para no ahogarse en el dolor, la miseria y la muerte.

Todos los días hablamos de responsabilidad y sacrificio en aras del “bienestar común”. Los pueblos se esfuerzan, se fatigan, se estresan y lloran analizando su mundo circundante, al tiempo que se desmoralizan y luego aceptan los nuevos sacrificios, los nuevos retos. para levantarse de sus caídas con tesón, valentía y dignidad.

Tantas cosas han sucedido en estos tiempos. Observamos ligereza, falta de disciplina, orden y responsabilidad en los propósitos nacionales. La previsión que es uno de los principios fundamentales de toda planificación no se aplica con la debida antelación en toda programación, a fin de afrontar con certeza las contingencias que a futuro se presenten. La ausencia de este imprescindible principio les induce a tomar decisiones nada oportunas y se los asume cuando el problema avanzado vertiginosamente. De esta manera se tratar todo tipo de problemas.

Este es el precio que tenemos que pagar todos los ecuatorianos por falta de verdaderos estadistas, gobernantes probos, auténticos líderes que orienten sus capacidades y esfuerzos hacia el “bien común”, para orientar la vida misma de todos los ciudadanos. Los ecuatorianos debemos luchar por una administración desinteresada que piensen en la utilidad general del país.

Hoy, la salud y vida de los ecuatorianos está en peligro, nos corresponde asumir con civismo, disciplina y compromiso todas las medidas que se han tomado con respecto al COVID-19. No se trata de actuar con pensamiento egocentrista, se trata de la protección y bienestar de “todos los seres humanos”, bíblicamente de “nuestros hermanos”. El derecho a la vida lo tiene nuestro creador y él nos pide que “nos amemos los unos a los otros”. La protección debe ser solidaria y velar por el bienestar de todos/as.

Nuestro compromiso como hijos de una misma nación debe estar manejada con las herramientas poderosas de la responsabilidad, de la disciplina, del orden, y humanismo. Por tanto, la responsabilidad moral, dentro de una sociedad organizada, implica compenetración en los delicados problemas del hombre y acción honesta, no solo para dar ejemplo, sino para multiplicar las acciones que beneficien a toda la colectividad.

Todas las directrices dadas por el gobierno nacional encaminadas a proteger la existencia de los ecuatorianos, nos lleva a “un compromiso ineludible” de cumplir estrictamente con las normas dadas por la Autoridad. Debemos ser responsables en nuestras diarias actividades, procederemos con previsión y honradez. Debemos sentir el saludable sentimiento de concientización hacia no hacer daño a uno mismo o a otro ser. Debe ser nuestro compromiso. Que Dios bendiga al mundo y nos ayude a salir de esta lacerante epidemia. (O)

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