El tiempo pasa / P. Hugo Cisneros

Columnistas, Opinión

MENSAJES JUVENILES

El tiempo pasa y el hombre no se da cuenta, es una frase que la leí en algún momento de la vida y que hoy, con mi mensaje juvenil, la refle xiono y la comparto
Que manera de «pasar el tiempo». El tiempo está, pasa y no regresa. Es siempre igual, nunca falta a la cita: hay un anochecer, un amanecer, un día. Es el hombre, es cada uno de nosotros el «pasa en el espacio del tiempo». El tiempo, todo tiempo; no envejece es el hombre que, en el tiempo, llega a viejo.
El tiempo es igual para todos, es el hombre el que tiene el tiempo para nacer, crecer, vivir, morir y si quiere perpetuarse en la inmortalidad tiene necesariamente que liberarse del tiempo y entrar en la eternidad que es al final el «no tiempo».
Asusta ver como hay muchos hombres que no saben que hacer con el tiempo, dejan que pase y no aprovechan las oportunidades que él éncierra. A otros siempre les «falta el tiempo», son aquellos que metidos en la velocidad de la existencia, en las preocupaciones de sus negocios y de sus «afanes» no tienen tiempo para nada, especialmente para lo esencial y fundamental de la vida, y cuando ya deciden «tener tiempo para algo que vale la pena» se les acabó el tiempo.
Los más atrevidos quieren «sacar jugo al tiempo» y anhelan tener más ¬de 24 horas al día y viven siempre quejándose que no les alcanza el tiempo. Muchos se han acostumbrado a llegar siempre atrasados a la cita del tiempo: cuanto todos estudian, ellos se divierten, cuando todos viven un matrimonio ellos ya están divorciados, cuando ya les toca morir luchan por prolongar un día más a su existencia.
Cuando todos se acercan a Dios, ellos andan por allí negándolo, escondiéndose y hasta riéndose. Para muchos el tiempo se ha constituido en el enemigo número uno porque siempre se les parece malo, contrario, negativo.
El tiempo es un regalo de su dueño, que no es el Dios cronos, sino el Dios de la vida, que trasciende el tiempo y la historia y al mismo tiempo se hace presente en ellos.
El tiempo que se nos regala es suficiente y la adultez del hombre no se mide por el número de años, sino por la prudencia, por la sensatez, por la sabiduría que él pone en el tiempo que dispone para sus obras. El tiempo es el espacio para que los hombres vayamos construyendo las múltiples realizaciones de nuestro ser.
En el tiempo «nos hacemos hombres-mujeres», en el tiempo formamos nuestro ser de creyentes, en el tiempo nos convertidos en ciudadanos útiles a los demás y al bien común. Cada tiempo tiene su afán y no podemos caminar en la existencia «cargando todos nuestros afanes», porque el tiempo que llega, que es el siguiente día, la siguiente hora ya trae su afán que hay que aceptarlo, vivirlo y resolverlo.
Ojalá que en este largo feriado de «tiempo libre que tenemos» dediquemos un «tiempito» para meditar, valorar y comprometernos con el tiempo que Dios ha puesto en nuestras manos. Gracias por haber «perdido tiempo» leyendo estos renglones, «sobre el tiempo».

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