Sustento Generacional / Washington W. Montaño Correa.

Columnistas, Opinión

El rastro generacional que sigue toda sociedad es el resultado de un pasado de esfuerzo, de la brega constante para alcanzar un ideal posible. Ese pasado es el ejemplo de la capacidad humana para vencer dificultades y es el reto histórico para los que vienen, que no solo deben igualar, sino también superar lo que hoy tiene para dejar una base firme sobre la que labren su destino la próxima generación.

Si no hay sustento generacional, no hay desarrollo social, ya que esta secuencia espiral exige que los demás den más allá de lo que recibieron. Cuando en estas etapas suceden hechos relevantes que marcan la vida social de ese tiempo, suelen los historiadores llamarla época o período, asociándola con el o los personajes que influyeron en esos tiempos. La sociedad ecuatoriana actual, atravesó una controvertida década, en donde se impulsaron cambios en todos los órdenes y para lo cual se creó un estado sometido a una Constitución al gusto que entregó poder totalitario y demagógico a las febriles mentes de nóveles políticos, que mareados por la retórica socialista del siglo veinte y uno, comenzaron destrozaron sindicatos, corrompieron a empleados, contaminaron a fogosos universitarios, lavaron el cerebro a los militares y policías, proscribieron a la iglesia e hicieron de la majestad de la república una feria de la alegría permanente.

Esta funesta etapa ha quedado marcada como la de más alta corrupción en todas las instituciones del estado. Forjaron datos cuando les convenía, taparon hechos vergonzosos, provocaron situaciones bochornosas, vendieron la imagen de un país en franco desarrollo, que ya no tenía analfabetismo, con un sistema educativo revolucionario que no da resultados, que tildó a la moral, la ética como arcaicas porque ellos con sus mentes lúcidas, corazones ardientes y manos limpias eran suficientes para cambiar este oprobioso viejo estado y convertirse en ejemplo de civismo nunca visto.

Y que ha quedado en diez años de lirismo de la “Patria tierra sagrada”, ¡nada¡ Qué ejemplo pudieron dar si por detrás fraguaban un falso patriotismo y ensalzaban antivalores de trampa y mañosería con total desparpajo. El ejemplo generacional actual no tiene un sustento sólido, si no cuando el sistema educativo termine por asentarse en su propuesta de cambio; cuando haya verdaderos concursos públicos; cuando se despolitice a la policía, a las fuerzas armadas y al magisterio, procurando mayor efectividad sobre la cosa pública.

“El buen ejemplo no es producto de los iluminados, sino de una sociedad bien formada”. (O)

 

 

 

 

Deja una respuesta