Suma de fracciones / Guillermo Tapia

Columnistas, Opinión

El calendario electoral prevé, algo más de un mes, para que los partidos y movimientos que en primarias nominaron y anunciaron sus precandidatos a las diferentes dignidades de elección popular, puedan contar con un espacio de reflexión y cabildeo para fortificar e incluso revisar posiciones -que de ser el caso- y acordar alianzas convenientemente estructuradas, permitan, en lo posible, sólo a un par de binomios llegar a disputar la Presidencia y disponer de un número interesante de asambleístas nacionales y provinciales electos que, provenientes de las distintas facciones, movimientos y partidos coaligados o no, sean en efecto un factor de equilibrio de poderes y desde la función legislativa, coadyuven a las intenciones y propuestas gubernamentales en beneficio del país.

Por ahora estamos, como en aquellos tiempos educativos entre cuarto y quinto curso de Colegio, revisando y de ser oportuno aplicando la conocida suma de fracciones algebraicas con el mismo denominador que, en realidad de verdad es otra fracción algebraica con el mismo denominador, cuyo numerador es la suma de los numeradores. (O lo que es lo mismo: Suma de fracciones algebraica homogénea). 

En el ejercicio algebraico en referencia, el denominador común de la suma del fraccionamiento electoral, no es otro que, el Ecuador y su gente cargada de necesidades insatisfechas, en tanto que el numerador de esta suigéneris “operación algebraica” debería corresponder a la suma de los candidatos postulados para dirigirlo, de manera que una vez realizada la operación, el mejor de ellos, sea al final quien nos aporte la respuesta correcta y el rumbo a seguir.

Unos cuantos partidos o movimientos -plenamente identificados- que en realidad de verdad, muy poco respaldo ciudadano advierten tener, ya que en muchos casos son mas bien un reducto de familiares y allegados para escalar posiciones y hacerse de canongías y accesos al hacer público en el siguiente gobierno, conscientemente deberían auto marginarse o ser eliminados “viá simplificación”, ya que tratan siempre de ubicarse en uno u otro sitio para lograr su propósito, dígase “arriba o abajo” (siendo parte del numerador o del denominador), como ocurre en la suma algebraica. 

En este caso y a fin de despejar los obstáculos que impiden que la (X) sea plenamente identificada y la respuesta final que se busca, obtenida sin dificultad, el Código de la Democracia y la antigua ley de partidos, convenientemente revisados y ajustados, deberían concretar la desaparición de aquellos movimientos políticos  y alianzas que han proliferado e incumplen los mínimos requerimientos de respaldo ciudadano, para de esta suerte fortalecer la democracia y evitar la dispersión y la politiquería barata.

Algunas expresiones en este sentido, por propia iniciativa de los interesados ya se han dejado notar, lo cual alienta el pensamiento general y aumenta la esperanza de llegar a buen destino, una vez concluya este lapso de intercambios, sugerencias, propuestas y acuerdos previos a la inscripción de candidaturas que deberá ocurrir entre el 17 de septiembre y el 7 de octubre próximos.

Entonces las alianzas políticas y programáticas, pensando en un Ecuador reubicado en el andarivel del progreso, el desarrollo y el cambio de paradigmas, que abandone la mezquindad y la pequeñez del alma, amplifique la solidaridad y combata sin claudicaciones la corrupción y el latrocinio, concrete una justicia sin dilaciones y asegure un futuro a los más jóvenes, nos abrirán el sendero que la población -hoy más que nunca- aguarda y necesita para superar sus angustias y limitaciones, trabajando dignamente y produciendo para beneficio de todos. (O)

Que así sea.

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