¿Somos un absurdo social?/ Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión

Vivimos en un mundo real siglo XXI, plagado de corrupción, demagogia, bioterrorismo, con científicos que “descubren” vacunas contra microbios que se les saltaron de sus cajas Petri y tubos de ensayo; con  tiranos que hablan de la pobreza y austeridad en banquetes con tocino y salmón; una Sociedad con muchos asambleístas convertidos en Dioses y próceres que nadan sobre el bien y el mal de un Código de la Salud que no defiende la vida; un mundo con crímenes de Lesa Humanidad en emergencia Sanitaria; una crisis sanitaria con negociados y sobreprecios. Un mundo en el que cabe solamente el “Homo absurdus”

Debemos comprender que todo absurdo es el esfuerzo individual o humanitario que lo realizamos todos los días para poder entender, comprender y encontrarle un aceptable sentido a la vida; es la búsqueda de un significado interior, personal, incondicional que nos permita hallarle sentido a la propia existencia.

Se entiende como «un absurdo social» porque encontrarle sentido a un mundo corrompido, inmoral o con doble moral, es casi imposible; entonces nos queda la alternativa de moldear nuestras propias vidas para construir nuestro propio porvenir y futuro, que es lo único que nos pertenece a cada uno de los vivientes.

Nos queda entonces la posibilidad de reflexionar y recapacitar sobre el sentido de la existencia humana después de haber presenciado tantos horrores, guerras biológicas, muertes de niños y prejuicios sociales, que nos ponen en tela de duda la racionalidad, lógica y coherencia del hombre moderno.

Hombre moderno que ha perdido el sentido del amor, la solidaridad, la gratitud, la palabra empeñada y el trabajo cumplido; que nos deja con protagonistas carentes de personalidad acrisolada o vida propia, con personas que se conforman con representaciones irreflexivas, ilógicas, carentes de legitimidad, honradez, rectitud e integridad. Unos títeres sociales.

La Pandemia mal manejada, el triunfo de los regímenes totalitarios, la creación de laboratorios clandestinos para generación de virus mortales, el populismo recalcitrante en los pueblos subdesarrollados, aceleran el paso hacia la pobreza, miseria, pérdida de valores y el aparente triunfo del bien sobre el mal.

Para Camus, la única filosofía de vida posible, tras los trágicos sucesos que marcaron la primera mitad del siglo xx, era la rebelión. Ésta nace de la toma de conciencia de las injusticias de la vida, por ello, el absurdo existencial es lo contrario a la irracionalidad, porque en el choque de la irracionalidad con la conciencia de lo absurdo nuestra reacción debe ser la rebelión. En palabras de Camus, describiendo la situación en la que el hombre toma conciencia del absurdo cuando se enfrenta a la injusticia y nace la rebelión: «La rebelión contra el mal histórico de las injusticias sociales es, en realidad, la rebelión contra el mal metafísico de la condición humana»,

Estimado lector, no confundamos LA REBELIÓN con la revolución de los revolucionarios que no mueren por ella, sino que aprendieron a vivir y a vegetar de ella. (O)

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