¿Siempre buscamos encajar?/ Alejandra Sánchez Psicóloga Clínica

Columnistas, Opinión




El experimento de Asch fue un estudio muy famoso de psicología social cuyo objetivo fue investigar hasta qué punto la presión social de un grupo mayoritario podría afectar a una persona para conformarse. Para la investigación se organizaron grupos de 8 personas, de las cuales, solo uno de los integrantes era en realidad un participante inocente y genuino reclutado de afuera, el resto eran cómplices de los experimentadores. Posteriormente, se les presentó una hoja con barras horizontales de diferentes tamaños, y cada sujeto debe decir en voz alta cuál de ellas es la más grande, la respuesta correcta siempre fue muy obvia. Los siete cómplices del experimento marcaban como correcta a una respuesta incorrecta, con el fin de identificar si la presión social hacía que el participante real cambie su respuesta. Casi el 75% de los participantes en los experimentos de conformidad respondieron lo mismo que los demás, a pesar de estar seguros de que esa respuesta era incorrecta. Al concluir los experimentos de Asch, se les preguntó a los individuos por qué habían seguido al resto del grupo. En la mayoría de los casos, afirmaron que, aunque sabían que el resto del grupo estaba equivocado, no querían correr el riesgo de ser ridiculizados. Algunos sugirieron que realmente creían que los otros miembros del grupo estaban en lo correcto en sus respuestas. Aparentemente, las personas se conforman por dos razones principales: porque quieren encajar en el grupo y porque consideran que el grupo está mejor informado que ellos.
Este experimento nos muestra como muchas veces caemos en situaciones y actuamos en contra de nuestras verdades por ser integrados en un grupo y como nos compramos las verdades de los demás como propios con el fin de encajar en una sociedad.

			

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