Serie ODS: Objetivo No 4.- Educación de calidad / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

El cuarto objetivo de desarrollo sostenible planteado por Naciones Unidas se refiere a garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos; en síntesis, educación de calidad.

Tal como lo señala el organismo internacional, la educación permite la movilidad socioeconómica ascendente y es clave para salir de la pobreza. Se habla de que en el año 2018 alrededor de 260 millones de niños aún estaban fuera de la escuela; cerca de una quinta parte de la población mundial de ese grupo de edad.

Por otra parte, más de la mitad de todos los niños y adolescentes de todo el mundo no están alcanzando los estándares mínimos de competencia en lectura y matemáticas, lo cual por decir lo menos, es preocupante.

Frente a ello, se han propuesto algunas metas relevantes, como:

De aquí a 2030, hay que asegurar que todas las niñas y todos los niños terminen la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad y producir resultados de aprendizaje pertinentes y efectivos.

Para el mismo lapso, hay que asegurar que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y educación preescolar de calidad, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria.

Asegurar el acceso igualitario de todos los hombres y las mujeres a una formación técnica, profesional y superior de calidad, incluida la enseñanza universitaria.

Eliminar las disparidades de género en la educación y asegurar el acceso igualitario a todos los niveles de la enseñanza y la formación profesional para las personas vulnerables.

Promover a través de este objetivo que todos los jóvenes y una proporción considerable de los adultos, tanto hombres como mujeres, estén alfabetizados y tengan nociones elementales de aritmética.

Si bien los propósitos de la ONU son sin duda loables, nos parece que al tema educativo se lo debe plantear desde una perspectiva mucho más integral partiendo fundamentalmente de una realidad individual.

Al respecto el filósofo Jorge Ángel Livraga decía que el papel de la educación es hacer surgir las cualidades intrínsecas del individuo, impulsando sus capacidades y potencialidades internas; pues la palabra “educar” tiene su raíz en la expresión latina “educir” que significa sacar de dentro hacia fuera.

Así la educación ayuda a extraer aquellos valores que llevamos dentro, hilando nuestras vidas, uniéndolas, poniendo en orden nuestros sentimientos y dirigiendo nuestra existencia con seguridad.

Refiriéndose al proceso educativo Livraga decía que: “la verdadera pedagogía es aquella que despierta el potencial de aprender, educa sin reformar, informa sin mentir, despierta el alma y las fuerzas interiores que existen en todos los seres humanos.”

Por ello una educación de calidad no puede restringirse a las aulas, ni reducirse únicamente a programas e infraestructura educativa, pues involucra a la sociedad y se sustenta en hombres y mujeres dispuestos a educarse para ser mejores seres humanos. (O)

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