Salud vida, salud muerte/ P. Hugo Cisneros

Columnistas, Opinión

Impresionante para muchos la noticia que proviene de Guayaquil que un jovencito murió pagando su apuesta a la muerte (cerveza no más era, dijo alguien…)

Para nosotros, para aquellos que andan «preocupándose de esta juventud divino tesoro», para aquellos que por múltiples medios, seguimos siendo los «quijotes de nuevas juventudes», es un llamado, un reto, una oportunidad para volver a reflexionar sobre la urgencia de dar a los jóvenes respuestas adecuadas a fin de que ellos encaminen sus pasos por senderos de nuevos tiempos, de nuevos hombres y nuevas mujeres que, desde hoyvayan construyendo un futuro diferente, un futuro nuevo, un futuro lleno de luz.

Todos, los llamados grandes, debemos enseñar a los jóvenes a brindar y apostar por la vida. Que ellos, los que comienzan, se despojen de esas actitudes de una juventud envejecida, de esa juventud que semana a semana busca las «majaderías» en bares, en discos y, lugares similares para ir «muriendo de a poquito», para ni perder la «apuesta con los amigotes», con los que «siempre saben» y se crean los llamados a introducir a los chicos y chicas en el «camino de la vida» que al final es de muerte.

¿Por qué brindar y apostar por la muerte cuando la juventud puede traducir en sus actuaciones la riqueza de su espíritu: limpieza, responsabilidad, alegría, seriedad?

¿Por qué convertir los salones juveniles en «tumbas obscuras» donde se daña la relación bella de joven a joven y el beso, la caricia se vuelven antesalas de los «amores que nacen muertos» con olor a droga, con sabor a licor y que van dejando gérmenes destructivos para siempre?

¿Por qué convertir las pistas de baile en las que la juventud puede regar su alegría, sin necesidad de acudir a «paliativos propios de los mendigos de felicidad», en pistas de muerte, en canchas para apostar por la grosería, por la «malcriadez», y por el «aterrizaje forzoso» a causa de la borrachera de los protagonistas de las «matinés bailables», «humoradas», «farra».

Salud juventud que comienzas a amar, que das los primeros pasos por los senderos misteriosos de la amistad. Salud juventud que no tienes miedo de ser «buena», de ser pura, responsable y seria. Salud juventud llena de fe, y que por todos los poros transpiras esperanza. Salud juventud que no tiene miedo al sacrificio que construye, al sacrificio que hace noble a la gente, al sacrificio que da seguridad al futuro que asplra.

Salud juventud por tus sueños, por tus ideales nobles, por tus aspiraciones que te ayudan a caminar recto pisando las bajezas, pisando los estorbos malignos del camino, sin caer ante el tropiezo, sin claudicar ante la tentación.

Salud juventud porque apuestas por la vida y no juegas con la muerte. (O)

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