Romper Círculos / Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión

 

El círculo, esa figura geométrica que bien podríamos significar a la vez como la más simple, por su trazo, la más compleja y quizá por eso también, la más bella. Una sola línea sin fin que se cierra en sí misma y que en su trayecto dibuja la perfección infinita. El círculo es por tanto, un incesante terminar y comenzar desde el mismo punto, un proceso por siempre inacabado, un desarrollo ‘evolutivo’ viciado.

En la vida, las personas, las instituciones y hasta los grupos sociales tenemos círculos que marcan nuestra existencia. El problema es que muchas veces tales círculos dibujan un nivel de perfección que ya no conduce a nada, la posibilidad de progreso o desarrollo queda totalmente vetada porque es un incansable ir y venir de una y otra vez, el círculo entonces se ha tornado vicioso y hace daño. Hay que romper el círculo.

Y es lo que precisamente hacen los sicólogos en la actualidad. Dicen que muchas de nuestras carencias emocionales y enfrentamientos con un pasado tormentoso pueden volverse un círculo vicioso y dañino si no se cortan a tiempo, es cuando intervienen estos profesionales con sesiones terapéuticas que corrigen estos trastornos, y la persona finalmente consigue libertad. Suena bien, pero ya en el campo social supongo será bastante más complicado; es decir, entiendo que los retos se multiplicarán por cada uno de los individuos involucrados si se trata sicológicamente a una sociedad o a un grupo humano grande por el mismo síndrome, y romper ese círculo se vuelve poco menos que imposible.

Para ejemplificar lo dicho propongo solo dos casos. El primero, el círculo vicioso de los accidentes de tránsito en el Ecuador en los que están involucrados choferes profesionales que conducen vehículos de transporte público. Otra vez cinco fallecidos y más de una veintena de heridos en un nuevo accidente de tránsito este fin de semana cerca de Colta, provincia del Chimborazo. ¿Cómo romper este círculo?, bueno, ya lo dijimos hace poco en otra columna, debe haber un compromiso de cambio radical (no seguir con paños tibios) en la estructura general del servicio de transporte público en donde intervenga directamente el Estado.

Otro caso: el círculo vicioso de la corrupción en el manejo de la cosa pública. Este creo, es bastante más complicado de romper, porque el sistema de impunidad y encubrimiento está tomado por completo, no solo al más alto nivel, sino que la complicidad es también de gobiernos y países alrededor del mundo, y lo que es peor, de los mismos perjudicados, la sociedad, que en muchos casos protegen ingenuamente a los corruptos. El caso del gobierno anterior, por donde se lo mire, es uno de los mejores ejemplos. ¿Qué hacer para romper este círculo? Bueno, también lo hemos dicho innumerables veces. Sería un muy buen comienzo sanear la justicia -despolitizarla- para que ésta con rigor y firmeza haga su trabajo. (O)

Mail: mariofernandobarona@gmail.com

 

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