Riqueza Sentimental / Jaime Guevara Sanchez

Columnistas, Opinión

Parientes y no parientes, costeños, nos cayeron de sorpresa esta semana. Abrazos de fusibles con quienes no nos habíamos visto desde hace largo de años. Grata reunión, prolongada hasta no sé cuando.

El primer regalo, una botella de vino. Brindis por la salud, la buena aventura, por el bienestar de todos. Después de unos cuantos “rounds” , Cada pariente saca a flote sus más caros anhelos. “ quisiera cambiar mi carrito que ya está cojeando.” “ yo sueño con viajar a España a visitar a mis dos hijas que viven allá.” No faltan muchos lagrimones por las desterradas.

Siguen las copas. Las esperanzas los deseos van variando de color y profundidad.“ me gustaría conversar un Sócrates y contemplar a Miguel Angel esculpiendo la estatua de David.” Casi nada.

El más veterano del grupo, a quien apodan el científico, monopoliza el escenario: “ daría mi vida por tener a la abuelo domingo . a mí. El murió en un tiroteo en una cantina camino a Bodegas, En 1919. En el laboratorio de cuentos de hadas, de mi cabeza, me imagino que si tuviera ese abuelo, sería un hombre verdaderamente grande y sabio, un poco filósofo, mago y medio curandero .”  

“ el abuelo me hubiera llamado para preguntarme si había escuchado las noticias sobre el nuevo sistema solar que rota rededor de una estrella dos veces más grande que nuestro sol, y diez veces más brillante; la estrella Beta Pictoris.” 

Nada de todos los mundos, habidos y por haber, me encantaría más, que el abuelo utilizando tus poderes mágicos, hiciera un alto en su deambular por el cosmos y viniera a visitarnos. (O)

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