¿Reparación post-covid? / Esteban Torres Cobo

Columnistas, Opinión

Resultaron positivas las gestiones del gobierno central en conseguir más vacunas para los ecuatorianos y acercarse a la meta de 9 millones de vacunas en 100 días. Ojalá se logre el objetivo y la reactivación económica esté a la vuelta de la esquina como en aquellas naciones que han logrado inocular a sus ciudadanos e iniciar el principio del fin de esta pesadilla.

El nuevo lote de dosis vendrán de la China, específicamente de la empresa Cansino, vinculada a la inversión estatal china y a la privada. Las vacunas se dicen muy buenas y efectivas en un 100% para evitar hospitalizaciones graves y muertes. Con una tecnología, además, que promueve la generación inmediata de anticuerpos por parte del organismo de cada persona. Convenientemente, es de una sola dosis y los costos logísticos de aplicarla también se reducirán para el Estado ecuatoriano y para cualquier otro que decida utilizarla. Sería el colmo realmente que la vacuna no funcione y que se la promocione para la venta y el suministro.  Pero ese no es el caso.

Lo que sorprende quizás es que, luego de las fuertes revelaciones que confirman la sospecha de gran parte de la comunidad científica de que el virus en realidad es de creación humana, un país con las finanzas tan maltrechas tenga que destinar su poco capital a comprar vacunas de quien, se presume, causó la pandemia. En gran parte de la prensa norteamericana no hay día que no se comente la negligencia del famoso Dr. Fauci en ocultar los correos electrónicos de los científicos más famosos preocupados por el origen artificial del virus y su filtración desde el único lugar que pudo tener la culpa: el misterioso laboratorio de Wuhan.

Soy suficientemente cristiano como para asegurar o creer que una filtración así de dañina pueda ser intencional y pienso que se debió a un error involuntario. Pero eso no diluye la responsabilidad que una gran y poderosa nación tiene que quienes más han sufrido los efectos de la pandemia. Y siempre creo que es mejor admitir la verdad a intentar ocultarla. El G7 acaba de insistir en que se investigue lo sucedido. Será peor si se confirma lo que se ha confirmado en los correos electrónicos. Y por eso resulta triste que el Ecuador tenga que gastar los pocos dólares que tiene en su caja fiscal para comprar vacunas que deberían ser, al menos, donadas. (O)

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