Reacciones postelectorales / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión

Guillermo Lasso es el presidente electo del Ecuador. Tras su triunfo, las reacciones no se hicieron esperar: figuras públicas, antagonistas políticos, amigos y ciudadanos de a pie expresaron su parecer. Hasta los adversarios que al principio negaron la derrota, retrocedieron cuando su tesis se volvió indefendible.

Un día después de las elecciones, los mercados internacionales reaccionaron de manera favorable: subieron los precios de los bonos ecuatorianos, bajó su rentabilidad y disminuyó el riesgo país de 1.169 a 719 puntos. A decir de los expertos, estos indicadores reflejan un clima de confianza.

Internacionalmente, presidentes, jefes de Estado y expresidentes enviaron felicitaciones. Entre los primeros en hacerlo Mauricio Macri, expresidente de Argentina; Iván Duque, mandatario de Colombia; Luis Lacalle, presidente de Uruguay, Pedro Sánchez, primer mandatario de España; Luis Almagro, secretario general de la OEA; Juan Guiadó, presidente en disputa de Venezuela; el presidente de EEUU,… La mayoría lo hizo a través de la plataforma Twitter.

En el interior del país, expresidentes, excandidatos, amigos y contendores, todos, afirmaron respeto a la voluntad popular. El correísmo ni de lejos quería mencionar la palabra derrota. El candidato perdedor, apenas cerradas las urnas, seguía llamando banquero al presidente electo, aunque alrededor de las 9 de la noche apareció vestido de demócrata, convocando a la unidad y felicitando al ganador. Desde Bélgica, horas después, se twitteó: «Sinceramente creíamos que ganábamos, pero nuestras proyecciones eran erradas. Suerte a Guillermo Lasso… «.  En los dos casos, el nuevo presidente dejó de ser llamado banquero.

El Presidente, por su parte, está viviendo la luna de miel de triunfo, paseándose con su familia a través de las cámaras, dando declaraciones y realizando anuncios. En definitiva, prometiendo cumplir sus promesas. Cosa que no es fácil, tras 14 años de correísmo y un año de pandemia, cuando, según algunos análisis, un tercio de la población está hoy en la pobreza.

La campaña estuvo encaminada a mostrarse como correístas o anticorreístas. El objetivo fue vencer al socialismo del siglo XXI. En nuestro país la identidad política es cambiante, muchos izquierdistas no tienen dificultad de declararse de derecha y viceversa, según las circunstancias. Por ahora, hasta que vengan nuevas elecciones, por el bienestar común, la única tendencia que debe cobijar a los ecuatorianos es la bandera nacional y la lucha contra la corrupción, la impunidad, la pobreza y la pandemia. El Sr. Guillermo Lasso, tan solo es presidente, no mago. (O)

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